Toxoplasmosis en pequeños rumiantes

La toxoplasmosis es importante en los abortos que tiene una explotación de ovino, ya que se pierde un gran número de animales durante un brote de abortos. No es sólo una enfermedad importante económicamente, sino también psicológicamente para el ganadero y para el veterinario. Además, el toxoplasma es la segunda o tercera enfermedad más frecuente en abortos.

Fecha: 09-Apr-2019

Fuente: Ovi España

LA ENFERMEDAD

Para controlar esta enfermedad, lo primero es conocerla.

El primer aspecto es saber cómo se transmite la toxoplasmosis. El gato es el actor fundamental, ya que es el encargado de eliminar la forma infectante de este parásito, que se denomina ooquiste. Esa forma está diseñada específicamente para resistir en el medio ambiente durante mucho tiempo. Si las condiciones son adecuadas, puede aguantar meses. De hecho, pueden aguantar de forma experimental y refrigerada, al menos, dos años.

Si la oveja ingiere el ooquiste cuando no está gestante, no tiene grandes consecuencias para la oveja, salvo unos días de fiebre. El problema es cuando está gestante, porque tiene muchas probabilidades de abortar. Tanto en el feto y la placenta, como en los tejidos de la oveja, se encuentran quistes tisulares. El parásito pasa del ooquiste, que es una forma de resistencia, al quiste tisular, que está especialmente diseñado para aguantar en el hospedador. Una vez que la oveja se infecta, permanece infectada durante toda su vida. El ciclo de la enfermedad se cierra cuando el gato ingiere los ooquistes al acceder al feto o a la placenta.

En ocasiones, los ganaderos creen que no tienen problemas porque los gatos no entran en su explotación. Pero hay que tener en cuenta que los gatos pueden estar en las explotaciones sin que el ganadero se dé cuenta. Un gato puede eliminar millones de ooquistes en una sola defecación y se necesitan únicamente diez ooquistes para que aborte una oveja. Los gatos pueden acceder a las placentas y a los corderos que han muerto. Si el cordero estaba infectado por toxoplasma, no es imprescindible que sea un aborto.

Por lo tanto, una solución que suelen tomar los ganaderos es eliminar los gatos de las explotaciones. Sin embargo, ese hecho no ayuda nada, porque en el ciclo de la toxoplasmosis hay un participante muy importante, que es el ratón. El toxoplasma es un parásito muy eficiente, ya que es capaz de infectar a todos los animales de sangre caliente. Los gatos comen ratones y esa es una parte del ciclo que puede ayudar a que el gato se infecte. Además, el ratón también puede transmitir la toxoplasmosis a su descendencia sin necesidad de infectarse. No abortan y las crías nacen vivas, que además vuelven a transmitir la toxoplasmosis a sus crías. De esta forma, el ratón ayuda a mantener viva la toxoplasmosis generación tras generación, sin que sea necesaria la intervención de ningún agente externo.

Además, si el ganadero decide eliminar a los gatos, se está creando el ambiente ideal para los ratones, que van a proliferar. Si aumenta la población de ratones, los gatos llegarán a las explotaciones, aunque no sean de la misma granja. Por lo tanto, volverá a haber problemas.

Por lo tanto, en el ciclo de la toxoplasmosis, participan de forma fundamental el gato y el ratón. Además, un ratón infectado de toxoplamas tiene alteraciones en el comportamiento y, de hecho, pierde el miedo a los gatos. Así, el parásito está facilitando que el gato se coma a ese ratón infectado, por lo que eliminará ooquistes y cerrará el ciclo.

En ocasiones, los ooquistes infectantes llegan por el gato del agricultor que ha vendido la cebada o la alfalfa al ganadero. Se ha documentado que, cuando se compra una partida de comida, puede venir contaminada por ooquistes. Si en la explotación se tiene un sistema de carro ‘unifeed’, se está homogeneizando y distribuyendo la dosis infectiva y se le da de comer a todas las ovejas.

A modo de resumen, se requiere un gato, pero no es siempre el culpable, porque los ooquistes que ha eliminado cualquier gato pueden resistir durante muchos meses en el medio ambiente, pueden venir contaminando la partida de comida y, una vez que está en el rebaño, pueden mantenerse en ausencia del gato gracias a los roedores.

Además, otra idea importante es que una vez que se infecta, una oveja permanece infectada de por vida mediante las formas parasitarias que se denominan ‘quistes tisulares’.

Para confirmar la presencia de la toxoplasmosis en una explotación, la presencia de un feto momificado es un primer indicio de que hay un problema infeccioso. La placenta es una herramienta muy útil para comenzar a orientar el diagnóstico. Puede dar mucha información a pie de campo. En el caso de la infección por protozoos, los cotiledones tienen una lesión muy característica con focos blanquecinos de necropsis, que se describen principalmente en casos de abortos por protozoos y, en el caso de las ovejas, el aborto más frecuente por protozoos es el toxoplasma. De todos modos, se requieren otras pruebas laboratoriales para un diagnóstico correcto. También se cuenta con otras técnicas como la serología, que es muy útil, porque es barata y rápida. Además, es una muestra que se toma de un lugar que es un acceso fácil, como es el suero materno. Su único inconveniente es que la oveja permanece infectada y seropositiva de por vida. Puede haberse infectado a los tres meses y sigue siendo seropositiva a los dos años, pero no significa que el aborto que haya tenido haya sido causado por el toxoplasma. En esta situación, se puede tomar la estrategia de sueros pareados. Cuando el animal se infecta, aborta en torno al mes después de la infección. En esa época, está en subida de anticuerpos. Si se toman muestras pareadas, separadas durante dos o tres semanas, se observa claramente la diferencia que ha subido, por lo que podemos estar bastante seguros de que ese animal ha tenido una infección por toxoplasma. Una sola muestra ya puede ser informativa cuando están altos. Cuando la infección es reciente, el número de anticuerpos es más alto.

Otra técnica diagnóstica que se puede utilizar es la detección del parásito mediante la amplificación de ácidos nucleicos. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes.

Lo mejor es emplear varias técnicas, ya que se complementan.

 

CONTROL DE LA ENFERMEDAD

Si se tiene un brote de toxoplasma, es muy difícil de controlar, aunque se pueden instaurar medidas para evitar futuros brotes. Si no se tiene ningún brote, que es lo ideal, también se deben instaurar las medidas para no sufrir nunca la toxoplasmosis.

Esta enfermedad tiene un ciclo cerrado. Lo que se debe hacer es romper ese ciclo. En este sentido, existe una alta dificultad en evitar que los gatos accedan a los fetos o las placentas o evitar que los gatos se coman los ratones. Teóricamente sería la forma ideal. Sin embargo, como resulta muy complicado, hay que valorar otras posibilidades.

Se puede realizar tratamiento. Hay medicamentos eficaces contra la toxoplasmosis, como la sulfadimidina o el decoquinato, pero el problema es que cuando se quiere tratar porque hay un brote, es que ya se ha visto un aborto. Si hay un aborto, significa que la oveja se ha infectado, al menos, un mes antes. Cualquier tratamiento medicamentoso es efectivo en la fase en la que el parásito está circulando en la oveja y sólo ocurre en las dos primeras semanas después de la infección. Pasa a la forma de quiste tisular, y en ese momento ningún tratamiento es efectivo ya ante la toxoplasmosis. Es cierto que si las ovejas se están infectando durante mucho tiempo, puede ser que el tratamiento evite nuevas infecciones. Sin embargo, en el caso de la toxoplasmosis, suele presentarse en forma de brotes abortivos, por lo que todas las ovejas se infectan más o menos a la vez en una o dos semanas. Por lo tanto, se puede tratar demasiado tarde. Además, se necesita hacer un tratamiento prolongado para que los niveles de esta medicina en la sangre de los animales sean suficientemente altos para evitar la circulación del parásito. Es decir, tiene que tratarse durante toda la gestación para hacerlo de forma preventiva. Al margen de si resulta interesante o no económicamente, lo cierto es que esta estrategia puede favorecer la aparición de resistencias a coccidios, ya que la principal función del decoquinato es tratar de evitar las diarreas por coccidios. Por lo tanto, el tratamiento medicamentoso contra la toxoplasmosis tiene una eficacia, al menos, variable.

Lo que sí se puede hacer es prevenir la enfermedad. Debemos recordar que, una vez que los animales se infectan, permanecen infectados de por vida. Además, solamente van a abortar si se infectan por primera vez mientras están gestantes. Si no es así, ese animal nunca abortará. Además, un animal que aborta por toxoplasma nunca más abortará. En este comportamiento de la enfermedad se basa la vacunación frente a toxoplasmosis, que sí es una herramienta muy eficaz. En estudios de campo, la fertilidad de los animales vacunados es muy similar a la de los animales no infectados y es muy superior a la de los animales que no estaban vacunados. Además, la vacuna no sólo evita el aborto, sino que también reduce la carga del parásito en el rebaño. No es tan importante como en el caso de las clamidias, pero siempre es interesante reducir la carga de parásito que se tiene en el ambiente.

Se trata de una vacuna eficaz y de larga duración. Al tratarse de una vacuna viva, deben seguirse escrupulosamente los consejos de manipulación que establece el laboratorio. Se debe mantener al parásito vivo desde que se recibe hasta que se aplica, porque si no es así, dejaría de ser efectiva.

En casos de rebaños reales con los que hemos trabajado en los últimos años, se ha observado que la tasa de abortos en el lote afectado de ovejas gestantes puede ir desde el 12% hasta el 83%. Depende de muchos factores, pero principalmente del manejo. En sistemas intensivos en los que las ovejas están la mayor parte del tiempo estabuladas, disminuye el riesgo de contagio con los ooquistes que están en el ambiente, pero mantiene a las ovejas susceptibles a la infección. Es decir, si se tiene una fuente de contaminación en la comida, la mayoría de las ovejas se pueden infectar. En el caso de rebaños con pastoreo, la mayor parte de las ovejas tienen una seropositividad muy alta, sobre todo en el caso de las ovejas con mayor edad, ya que han tenido más posibilidades de exponerse el parásito. Además, la alimentación también tiene influencia.

Los abortos en una explotación por toxoplasmosis se traducen en pérdidas económicas importantes, ya sea en pérdidas directas (valor del cordero, pérdida de leche, muerte de la madre) o pérdidas indirectas (periodo vacío y costes de diagnóstico y tratamiento).