Reciclar, la vía foodtech para revalorizar los subproductos del sector agroalimentario

Tres de cada cuatro empresas del sector alimentario aprovechan los subproductos que se generan en sus procesos productivos, según los datos recogidos en la primera ‘Memoria de Sostenibilidad’ de FIAB. El grueso de esta actividad se dirige a la conversión de estos subproductos en biogás y aprovechamiento energético, abonos de aplicación agrícola o piensos y harinas para alimentación animal. Ahora se ha dado un paso más allá.

Fecha: 05-Sep-2023

Fuente: Aenverde

Alimarket Gran Consumo

Algunos ejemplos de la introducción del nuevo abanico de opciones que se abren actualmente en el campo de la revalorización de subproductos se encuentran en la elaboración de la aceituna, el brócoli o las naranjas. Se trata de un terreno estratégico que se enmarca en el ámbito de la economía circular y que durante los últimos años viene ofreciendo nuevas alternativas a partir de la aplicación de diferentes tecnologías foodtech.

En el sector aceitunero, Agrosevilla explota una iniciativa para el desarrollo y comercialización de un extracto bioactivo rico en triterpenos que procede de subproductos generados durante su producción, y que destaca por sus cualidades antiinflamatoria, anticancerígena y antioxidante. Por su parte, la colaboración entre Dcoop y Biopharma Research avanza en la obtención del hidroxitirosol, un polifenol fitoquímico, con potentes propiedades antioxidantes, que se extrae del agua que se utiliza en el proceso de elaboración de la aceituna.

Nuevas fuentes de ingredientes

La nueva vía foodtech consiste en utilizar los subproductos vegetales para alimentar microorganismos y producir proteínas e ingredientes de valor añadido, en vez de su uso para alimentar a los animales. En este campo destacan iniciativas como la de Agrosingularity, que cuenta con una cartera de productos que se extiende desde los aromas a las proteínas vegetales, siempre empleando como materia prima las mermas de la producción primaria de vegetales y frutas, la compañía ha modelizado ya más de 20 referencias con diversas funcionalidades.

Reciclaje

En el capítulo de ingredientes funcionales encontramos a Ingredalia, que trabaja en la optimización de la recuperación de enzimas a partir del brócoli para la elaboración de su ingrediente ‘Sulforaphan-Smart’, orientado a potenciar el metabolismo energético y con capacidades antiinflamatorias y de mejora sobre el bienestar o el sistema inmune. Por otro lado, avanza también en la generación de proteínas alternativas vegetales a partir del brócoli y otras verduras, obteniendo un producto similar a la proteína de soja o la de guisante. En su hoja de ruta encontramos el proyecto para poner en marcha su primera planta de producción, que debería ser una realidad en 2024, contando con una inversión de hasta 3 millones de euros.

Biopolímeros para envases a partir de naranjas o algas

Otra vía de investigación a partir del uso de subproductos de la industria alimentaria pasa por el desarrollo de nuevos materiales que permitan la reducción del uso del plástico convencional. En este campo, el centro tecnológico ITENE está desarrollando procesos biotecnológicos de valorización de subproductos agroalimentarios como naranjas, piñas y cascarillas de arroz para obtener ácidos orgánicos, que pueden emplearse como monómeros en la producción de plásticos biodegradables para el sector de envase y embalaje.

Por su parte, AIMPLAS, Instituto Tecnológico del Plástico, también apuesta por el desarrollo de nuevos materiales de fuente renovable que permitan la reducción del uso del plástico convencional. En el marco del proyecto ‘Oceánide’, está trabajando en nuevos envases monouso aceptados por la nueva legislación a partir de algas, almidón, gelatina de pescado o proteína de la leche.

El reciclaje (upcycling) también llega a la elaboración de producto final. El proyecto de Väcka, basado en la utilización de semillas de melón para sustituir a la leche fermentada de almendras en la producción de sus quesos vegetales, y la cerveza ‘Sr. Mendrugo’, elaborada a partir del excedente de panificadoras locales y establecimientos de distribución moderna, lo demuestran.