Molibdeno y cobalto, dos nutrientes casi desconocidos / Jesús Fleta

Fecha: 06-Nov-2023

 Jesús Fleta Zaragozano
Pediatra
Profesor Emérito del Departamento de Fisiatría y Enfermería
 Facultad de Ciencias de la Salud - Universidad de Zaragoza
jfleta@unizar.es

 

Comentamos en esta sucinta revisión algunos datos relativos a dos micronutrientes casi desconocidos en cuanto a su relación con la alimentación humana, especialmente en edades infantiles. Sus carencias y su toxicidad producen alteraciones no bien conocidas, y solo tienen repercusión clínica en muy raras ocasiones. A lo largo de nuestro ejercicio profesional no hemos encontrado nunca alteraciones relacionadas con el déficit o el exceso de estos minerales en niños ni en adultos.

El molibdeno es el elemento número 42 de la tabla periódica y es esencial para la vida,  forma parte de determinadas enzimas, siendo la más conocida la xantino-oxidasa, que interviene en el metabolismo de las purinas. Desempeña un importante papel en la pruducción de energía celular y es esencial también para el desarrollo de plantas y animales. Se absorbe en el intestino delgado y este proceso se ve dificultado por la interacción dietética de elementos como el cobre y el tungteno. La concentración en el tejido renal es elevada, mientras que en el hígado es escasa y su contenido total en el organismo humano es de unos 10 mg. Se excreta por orina y en muy escasa cantidad por las heces.

La deficiencia experimental de este elemento ha provocado pérdida de peso corporal, anorexia, disminución de la capacidad reproductiva y una mortalidad precoz. En humanos se ha encontrado, ante una concentración escasa, intolerancia a los aminoácidos, taquicardia, taquipnea, escotomas centrales, ceguera nocturna, irritabilidad y, a veces, coma. En un niño se observaron, incluso, alteraciones neurológicas severas y retraso mental. En algún caso se observó la remisión de algunos de los síntomas descritos con el tratamiento de 300 mcg/día de molibdeno amónico, durante varios días.

Las fuentes más importantes se encuentran en la leche y derivados, pan, cereales, verduras, legumbres, frutos secos y carne. La concentración de este elemento en la leche varía según la especie de procedencia. En la leche humana es de 0,1 a 24 mcg/l con grandes diferencias según sea de mujeres indias, americanas, japonesas o filipinas. En la leche de vaca las concentraciones oscilan entre 30 y 70 mcg/l y en las leches de fórmula las concentraciones están entre las observadas en la leche materna y la lecha de vaca.

Figura 1. Alimentos ricos en molibdeno. Fuente: https://www.scienceinschool.org/es/article/2017/elements-spotlight-molybdenum-es/

Edad (años)

Molibdeno (mcg)

0-0,5

15-30

0,5-1

20-40

1-3

25-50

4-6

30-75

7-10

50-100

Más de 11

50-100

Adultos

50-100

Tabla I. Recomendaciones dietéticas diarias de molibdeno. Fuente: Food and Nutrition Board National Research Council (1989), modificado.

El molibdeno raramente produce signos de toxicidad, ya que se excreta rápidamente por la orina; no obstante, la ingesta crónica elevada puede tener efectos secundarios. Así, en áreas en donde se consume aceite rico en molibdeno, como por ejemplo, en Armenia, los ingresos dietéticos mayores de 10-15 mg/día provocan, con relativa frecuencia, aumento del ácido úrico y gota.

El cobalto es el elemento número 27 de la tabla periódica. Se trata de un metal ferromagnético de color azulado y muy empleado en la industria química. Es un oligoelemento que forma parte de la vitamina B12, cuya síntesis depende en muchas especies animales de la flora bacteriana intestinal. No se sabe bien el origen dietético del cobalto, pero se ha demostrado que el vegetarianismo estricto puede desencadenar su deficiencia. La leche humana lo contiene en una concentración que varía de 0,2 a 0,7 mcg/l.

En el proceso de absorción del cobalto es antagonista del proceso de absorción del hierro, de manera que, en estados carenciales de éste, mejora la absorción de cobalto. Este elemento interviene también en la respuesta inmune, facilitando la síntesis de anticuerpos y la actividad fagocítica de neutrófilos y macrófagos. Tampoco se sabe con certeza cuáles son las dosis recomendadas de cobalto, pero se cree que una dieta variada aporta cantidad suficiente, sobre todo a partir de la carne, pescado, leche, huevos, ostras, plantas verdes y algunos frutos secos, alimentos ricos en este mineral. Algunos autores recomiendan una dosis diaria de 11 mcg al día para personas adultas. 

Figura 2. Alimentos ricos en cobalto

Su carencia produce anemia megaloblástica y puede afectar al desarrollo del sistema nervioso y del crecimiento. La ingesta excesiva puede producir policitemia y la inhalación de altas concentraciones de este mineral puede producir problemas respiratorios y también vómitos y náuseas, problemas de visión, corazón y tiroides.