Las consecuencias de la pandemia en el balance del campo español

“Comenzamos el año en las calles, exigiendo precios justos, y lo continuamos trabajando, como siempre, alimentando a la sociedad, vertebrando el medio rural y cuidando el medio ambiente. Un año dramático por las pérdidas humanas y la crisis sanitaria, que es lo verdaderamente importante, pero que ha permitido a la sociedad ser más consciente que nunca de lo esencial. Y ahí estamos los agricultores y ganaderos, alimentando con estabilidad, calidad y regularidad, a toda la sociedad”.

Fecha: 30-Dec-2020

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Es una de las conclusiones del balance 2020 para el campo español que hacen desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), un año que, según esta organización, empezó con la mayor revuelta del campo de la historia de España, la de los ‘Agricultores al límite’, con movilizaciones que sacaron a la calle a miles de personas en todo el país, y con conquistas históricas en materia legislativa cuyos efectos deberán notarse con fuerza en 2021.

Y un año en el que, según el secretario general de UPA, Lorenzo Ramos, “la sociedad ha sido más consciente que nunca de que en el campo español hay cerca de un millón de personas que alimentan a todos, generando vida y riqueza, y además cuidando el medio ambiente”.

El campo español. Balance por sectores


Y el balance del año por sectores que recoge el balance UPA del campo español es el siguiente:

Cultivos extensivos. La evolución de los cultivos extensivos en 2020 ha estado caracterizada por un año excepcionalmente bueno en el régimen de precipitaciones que difícilmente se repetirá en el futuro. Los precios no han acompañado a principio de campaña, pero se fueron recuperando debido, principalmente, a las tensiones ocasionadas por el aumento de la demanda en China.

Olivar. 2020 será recordado por el olivarero por los ruinosos precios en origen, a pesar de la gran campaña de comercialización, y el descenso en la campaña de producción. Una vez más las leyes de la oferta y la demanda no se cumplen en este sector, siendo la producción primaria el eslabón que acumula pérdidas un año más.

Sector vitivinícola. La vendimia de esta campaña ha sido totalmente atípica y pasará a la historia debido a la crisis y al grave impacto provocado por la pandemia de COVID-19. Los efectos en España han sido catastróficos, con una reducción muy elevada del consumo de vino en la restauración debido al cierre y limitaciones en estos establecimientos, la caída del turismo y la reducción de las exportaciones. A todo esto se han unido las repercusiones de los aranceles de EE.UU. El resultado ha sido una bajada muy importante de los precios a los viticultores —entre un 20 % y un 30 % en muchos casos— que las medidas extraordinarias del propio Ministerio de Agricultura con el Plan PASVE de apoyo al sector —destilación, almacenamiento y vendimia en verde— han sido insuficientes y no han podido compensar la pérdida económica producida. En este punto UPA sigue reclamando ayudas de carácter comunitario, estatal y regional dado que la situación continúa agravándose al estar condicionada por la situación de la pandemia.

Sector apícola. La campaña ha sido desastrosa, con una pérdida alrededor del 50 % de la producción, llegándose al 60 % en algunas zonas debido, fundamentalmente, a las condiciones climáticas, exceso de lluvias, temperaturas frías en la primavera, golpes de calor en el norte, etc. A esto se ha unido una alta tasa de parasitación de la varroa y un aumento de daños por los abejarucos y la vespa velutina. Además, las importaciones de miel se han incrementado y con unas cotizaciones muy bajas. Los precios percibidos por los apicultores no han llegado a cubrir los costes de producción.

Frutas y hortalizas. La situación provocada por la pandemia ha supuesto que buena parte de los consumidores hayan retomado el vínculo entre alimentación sana y el consumo de frutas y hortalizas traduciéndose en un incremento en el consumo en hogares. Sería deseable que esta apreciación se incorporara de forma permanente a los consumidores ya que por desgracia en los últimos años estábamos asistiendo a un descenso en el consumo de estos productos considerando los datos globales.

A lo largo de este año, añadido a la irrupción de la pandemia, la gran preocupación del sector ha sido la incertidumbre ante las condiciones comerciales para la exportación una vez que finalice el periodo de transición del Brexit y Reino Unido abandone definitivamente la Unión Europea. España exporta a Reino Unido 1,5 millones de toneladas de frutas y hortalizas, la mitad de lo que adquiere al total de la UE. Por este motivo el sector ha seguido con gran preocupación todo el proceso de negociación y con la incertidumbre por las condiciones de exportación (aranceles, requisitos sanitarios…)

Sector lácteo. Continúa, un año más, el descenso del número de ganaderos y la preocupación por el relevo generacional. Destaca la buena aceptación por parte de los consumidores de la indicación del origen de la leche y los productos lácteos, iniciativa que se inició a modo de prueba durante dos años y que se va a prolongar durante dos años más.

Porcino. Uno de los hechos a destacar en 2020 en este sector es la entrada de la peste porcina africana en Europa, concretamente en Alemania. A partir de ahí, España rápidamente revisó y endureció los protocolos sanitarios para todos los operadores de la cadena de producción, con el fin de crear las barreras adecuadas que impidan la entrada de la enfermedad.

Otro hecho que ha marcado el sector durante este año ha sido la pandemia, con el cierre del canal HORECA, produciendo una gran caída de consumo fuera de casa, tanto en el cochinillo de capa blanca como en el porcino ibérico. En el porcino de capa blanca, el precio medio anual se sitúa alrededor de 1,35 €/kg vivo, con un total de animales sacrificados que excederá de los 57 millones de animales, con un peso medio a la canal de 88,50 kilos frente a los 86,30 del año anterior, siendo estos dos últimos datos, un récord histórico. Por su parte, el porcino ibérico, especialmente golpeado por la crisis sanitaria, inicia este 2020 una montanera marcada por la incertidumbre en la que se valora que el ganadero cobrará entre un 20 % y un 30 % menos por sus cerdos ibéricos de bellota, respecto al año pasado.

Ovino y caprino de carne. Los ganaderos de este sector han hecho frente a un año especialmente duro en el que han visto mermar sus ingresos como consecuencia de la pandemia en un momento crucial para el sector, como fue la paridera de primavera. Afortunadamente, estos hechos fueron aliviados, parcialmente, por otros como la creciente exportación a países como Libia, Jordania y Arabia Saudí, y al aumento del consumo en hogares, situándose este consumo para la carne de ovino, en un 5,4 % más que en el año 2019. No obstante, la realidad de estos ganaderos es que, en la actualidad, el precio se sitúa 4 euros por debajo del precio del año 2019.

Vacuno de carne. La campaña ha sido mala, sobre todo por el cierre del canal HORECA y la falta de salida de las piezas nobles. Los precios de mercado han caído desde el inicio al final del año, siendo más acusada la caída en algunas de las tipologías, encontrándose el sector en una situación complicada, algo atenuada por el incremento del consumo nacional, por las exportaciones de animal vivo, con destino preferentemente a países mediterráneos, y por la apertura en 2020 del mercado de Filipinas.

Avicultura de carne. El cierre de la hostelería, junto a la reducción de casi la totalidad del turismo en el verano, ha provocado un colapso en el mercado, con disminuciones del precio percibido por los ganaderos y una reducción importante de la producción.

Cultivos industriales. El año 2020 ha confirmado la delicada situación en la que se encuentran este tipo de cultivos, principalmente por el alto coste de producción de los mismos, y el escaso nivel de precios que obtienen los agricultores por su venta como en el caso de la remolacha, el tomate, el algodón o el tabaco. Además, estos cultivos tienen un encaje muy complicado en el diseño de las políticas agrarias.