Esta etiqueta implica que todo el algodón ha sido producido en Grecia y España, los dos países que concentran la producción de algodón en Europa. Pero, además, las compañías deben cumplir una serie de reglas muy estrictas, que abarcan desde la seguridad y la calidad hasta la sostenibilidad, pasando por el comercio ético, la responsabilidad social o las buenas prácticas agrícolas y de fabricación, así como la baja huella de carbono debido a la proximidad entre la producción y procesado.

La European Cotton Alliance (ECA) está implementando una cadena de custodia verificada en la etiqueta de las balas de algodón, que incluye toda la información sobre dónde se ha plantado y recolectado, qué compañía lo ha desmotado, y sus características técnicas. Y, para organizar esta enorme cantidad de datos, la European Cotton Alliance ha lanzado una plataforma en la nube que opera como base de datos de todos los participantes registrados, además de trazar la información asociada con los lotes a lo largo de la cadena de procesado y fabricación.