Espirulina: el nuevo alimento milagro

Tras la fiebre de la quinoa, este alga se vende como fuente de proteínas y remedio de varias enfermedades.

Fecha: 27-Apr-2017

¿Qué tienen en común la quinoa, las bayas de Goji y la maca? Aparte de que todos han pasado por la batidora de Gwyneth Paltrow en alguna de sus recomendaciones detox, los tres han sido catalogados como superalimentos en decenas artículos y blogs. En esa categoría está también la espirulina, el nuevo hype dietético. Se trata de una cianobacteria -o alga verdeazulada- de alto contenido proteínico, fuente de hierro y del grupo de vitaminas B. Sus defensores sostienen que puede utilizarse en tratamientos contra la obesidad, la diabetes, la anemia, úlceras intestinales o incluso de tumores precancerosos en el interior de la boca. Se le ha llegado a considerar el antídoto de la desnutrición global por su facilidad de cultivo.
Se suministra en polvo o en comprimidos y el precio por cada 100 gramos ronda los ocho euros. En el caso de Koru, una empresa formada por Ainhoa Zabala y Unai Dorronsoro, de 40 y 42 años respectivamente, su coste sube debido a su procesamiento artesanal. «La secamos a bajas temperaturas para que no pierda ninguna propiedad y todo es fresco. Un 99% viene de China, producida en grandes cantidades que se atomizan para darle más rendimiento, pero que pierden propiedades», cuentan por teléfono desde Acebo, en plena sierra de Gata (Cáceres), donde la cultivan. Sacan 300 kilos al año, sólo en temporada. Y afirman que, al cubrir carencias nutricionales, quien la consume se siente «enseguida con mucha más energía».
Pero los efectos de estos superalimentos han sido cuestionados por la ciencia. De la espirulina, que se ha promocionado como posible solución del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad o del Síndrome de Beige, la Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU ha dicho que «se necesitan más evidencias» para aprobarla en dichos usos y en otros como la fatiga, la ansiedad o las enfermedades cardíacas. Su ingesta es «posiblemente segura» para la mayoría de las personas, salvo que presente elementos contaminantes.
«No nos tiremos de los pelos con la espirulina», adelanta por su parte el nutricionista Juan Revenga. Autor de libros como Adelgázame, miénteme, sobre la industria de las dietas. Revenga explica que su composición es, en efecto, alta en proteínas y minerales, pero que «en comparación con otros alimentos, tiene lo mismo». «Se puede conseguir de forma mucho más barata y con unos hábitos más saludables a largo plazo. Una buena suplementación no arregla una mala alimentación», añade.
José Miguel Mulet, bioquímico de la Universidad Politécnica de Valencia, va más allá: «La espirulina es el típico alimento de moda que se obtiene de una bacteria. Se le atribuyen muchísimas propiedades, pero no es mágico. Y todo lo que aporta se puede conseguir de otras formas. ¿Proteínas? Tiene más una pechuga de pollo. ¿Vitamina B12? Tiene, pero no asimilable. Los superalimentos no existen. Es puro marketing. Hay dietas mejores o peores, pero no basta con algo individual».
Tal vez lo mejor que se puede hacer con la espirulina es licuarla, como Paltrow, antes de que desaparezca como ha llegado.