Cuando el enemigo se llama “malas hierbas”

Las malas hierbas son uno de los “enemigos” a los que tienen que hacer frente los agricultores a la hora de obtener el máximo rendimiento de sus siembras. Luchar contra ellas de una manera efectiva y sin dañar el medioambiente requiere de buena información y un trabajo profesional.

Fecha: 04-Jun-2021

El Sector Primario y sus trabajadores sufre diversos contratiempos de todo tipo que le perjudican en extremo. Citemos algunos: los incidentes climatológicos, acciones naturales, políticas erróneas que carecen de orientación futura, la falta de conocimiento real sobre la ganadería que permiten el sacrificio de la cabaña ganadera por parte de depredadores sin control, robos continuados con castigos inadecuados y por ello repetitivos, sistemas desarrollados por las compañías de seguros llenos de incertidumbres, abusos en los precios de los productos, subida sin razón aparente del precio de las semillas, productos químicos diversos, combustibles, lubricantes, maquinaria, recambios, etc. Todo ello merma los ya limitados ingresos de los agricultores, llegando a casos dramáticos cuyo fin puede conducirles a la total ruina.

Dentro de la lucha contra ciertos elementos naturales que tienen que llevar a cabo los agricultores, cabe mencionar a las “malas hierbas”, presentes en campos de cultivo, huertos familiares, etc. Esta plaga se debe combatir desde sus orígenes aplicando diversas acciones y sistemas. El no hacerlo en tiempo y forma apropiada perjudicará nuestras futuras cosechas, incluso, según casos, pueden mermarlas en porcentajes muy elevados, rebajando, de forma drástica, nuestros ingresos.

Nadie debe olvidar que la lucha contra las “malas hierbas”, es un coste añadido a los resultados del Sector Primario. La agricultura no consiste en lanzar las semillas y recolectar los productos sembrados, se trata de llevar a cabo una cadena de inversiones hasta lograr resultado final.

Pasos contra las “malas hierbas”

La Fitotecnia nos permite el conocimiento científico y los fundamentos biológicos, edáficos, climáticos, sanitarios y técnicos para optimizar la producción de nuestros cultivos, dentro de las condiciones económicas, ecológicas y del respeto total al medio ambiente.

El calificativo de “malas hierbas” se atribuye a aquellas que de forma espontánea y no deseada surgen en nuestros campos. Éstas, restarán vigor a nuestras siembras, pues absorben humedad y nutrientes incorporados al terreno, incluso dependiendo de su naturaleza pueden asfixiar nuestras siembras, manteniendo alta capacidad de dispersión, haciéndolas más peligrosas al no actuar de manera precisa y a tiempo.

Cualquier proceso a realizar en nuestras parcelas para eliminar las “malas hierbas” debe estar debidamente estudiado y autorizado el producto o productos a utilizar, incluidas las dosis por extensión o producción y su medio de aplicación.

La lucha contra las “malas hierbas” comienza con la preparación de las parcelas para proceder a su siembra, tanto si se ha utilizado el arado de vertedera, cultivador, rastras, gradas, siembra directa, etc. No olvidemos que hasta los restos de cultivos anteriores son perjudiciales para las nuevas siembras, incluso las posibles repetitivas, al variar sus ciclos o características de las semillas. Las tierras de labor no suelen tener descanso, siendo por ello la posible invasión de ciclos de cosechas anteriores.

Otro punto muy importante es el evitar que las “malas hierbas” consigan terminar su ciclo vegetativo, pues en su etapa final esparcirán sus semillas y nuestro trabajo y pesar aumentará. Toda acción prudente y profesional, analizada y estudiada en tiempo y forma aplicada, nos llevará al éxito deseado.

Cuándo detectemos estas hierbas invasoras, lo primero y muy importante es identificarlas, ello nos permitirá preparar un tratamiento concreto y efectivo para esa variante específica. El tratar el tema con un profesional siempre nos resultara beneficioso, pues su experiencia y consejos ampliarán nuestros propios conocimientos.

Herbicidas

La utilización de herbicidas, deben ser específicos y autorizados, ello nos permitirá conseguir un deshierbe completo, sin olvidar nuestra propia protección personal y la del entorno que nos rodea. El herbicida siendo un producto fitosanitario cuyo fin es el eliminar plantas indeseables, precisa de un estudio de campo. De esta manera protegeremos a distintos animales de sus posibles efectos negativos, por ejemplo a las aves, abejas, lumbrícidos, incluso a ciertos mamíferos.

Un producto con el calificativo de herbicida, es un medio fitosanitario cuyo fin es eliminar las “malas hierbas” en nuestros campos, por lo que no debemos olvidar que tratamos con productos de naturaleza química con un sistema de acción y con ciertos porcentajes de toxicidad.

Según su persistencia se denominan: Residuales y No Residuales, también Sistémicos y de Contacto, Selectivos y No Selectivos, De Preemergencia y De Postemergencia, Hormonales y No Hormonales, en definitiva para ser aplicados, debemos mantener las autorizaciones y permisos pertinentes.Se citan distintos tipos de herbicidas, según los comerciantes, tales como: herbicidas según su forma y actuación para efectuar un tipo de acción, herbicidas según su modo o forma de aplicación, herbicidas según el momento y lugar para realizar su aplicación de forma concluyente. Recordemos que existen herbicidas de acción total o selectiva, etc.

La forma correcta de aplicar cualquier tipo de herbicida, siendo químico o no, resultará fundamental para conseguir el nivel máximo de su eficacia, evitando malgastar las cantidades que se deben dosificar por metro cuadrado. El saber escoger el día adecuado según las posibles perturbaciones atmosféricas, también es de máxima importancia. Los días de viento, lluvia fina, etc., deberíamos dejarlos pasar, incluso informarnos al respecto.

Normativa

La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), y La Organización Mundial para la Salud (OMS), han elaborado, y puesto a disposición de las Asociaciones Nacionales de Fabricantes de Productos Agroquímicos, guías detalladas sobre las exigencias concretas para el registro de los herbicidas. Estas incluyen la toxicología, la posible acumulación en los suelos y en las cadenas de alimentación, sin olvidar los acuíferos. También estudian los tiempos, estimados prudentes, en que se produce su descomposición.

Por lo expuesto, con anterioridad a que un herbicida pueda llegar a comercializarse en cualquier país debe haberse analizado su composición y efectos prácticos. Esto incluye las dosis que se deben aplicar en tiempo y forma. La posibilidad de que restos de los tratamientos puedan quedar en los productos recolectados son analizados para determinar lo que se considera una “Ingestión Diaria Aceptable”  (ADI). De esta manera en función de las siembra y sabiendo el destino final de estos alimentos, puede resultar la autorización o no de tratamientos con herbicidas. Algo que debe servirnos para solicitar una información detallada antes de utilizarlos.

En distintos países de Europa, existen legislaciones más severas para controlar los niveles máximos de residuos (MRL), restos de plaguicidas indeseables por los daños colaterales que pudieran producir al ser humano y a los animales, sin olvidar el medio ambiente en general, incluso otras siembras vecinas.

Por tanto, se entiende que cualquier tratamiento con herbicidas debe ser muy específico, cuya homologación y dosis de tratamientos nunca puede derivar en irresponsabilidades, pues tanto el destino final de los alimentos como el propio medio ambiente se ven afectados en cada una de nuestras acciones. De todos es sabido que la persona que aplica estos tratamientos debe disponer de los permisos que le autorizan para efectuarlos. Insistimos una y otra vez.

Acciones por costumbre

En ocasiones, se producen acciones por costumbre. Por ejemplo cuando se observa la denominada Avena loca, Avena fatua o Avena silvestre (Avena spp) (una planta con raíz fibrosa que llega a los 40/60 centímetros de altura, con una propagación acelerante) normalmente el agricultor ya decide utilizar un herbicida selectivo ya utilizado en otras ocasiones.

Debemos comprender que la denominada Avena Loca, debe ser analizada según su propagación, estado actual vegetativo, incluso sobre su densidad por metro cuadrado, para proceder a realizar un tratamiento efectivo y determinante. La experiencia de otras ocasiones no suele ser la más prudente para ser aplicada según qué tipo de casos, es por ello que debemos consultar tanto en este como en cualquier otro ejemplo de invasión de “malas hierbas”.

En el caso de huertos caseros podemos utilizar los denominados herbicidas naturales, eco-amigables, busquemos información. También existen empresas que nos venden este tipo de herbicidas, tanto para nivel casero como para grandes extensiones de siembras, sobre todo para combatir los distintos tipos de gramíneas y dicotiledóneas, vallico de tipo perennes y anuales, sobre todo en arboledas, vid y olivo y arboricultura en general, también para los cereales, maíz, oleaginosas, aromáticas, etc. Busquemos información sobre los denominados herbicidas de post-emergencia y pre-emergencia, por ejemplo.

Lo expuesto, ha sido seleccionado de distintas charlas donde hemos acudido, sin duda se puede extender mucho más, incluso ser más concretos y técnicos para llegar a la aplicación de distintas acciones, pero no tenemos más espacio, al menos por el momento.