“Hemos organizado cursos similares a este y el número de candidaturas que recibimos cada vez es mayor y procede de un mayor número de países. También apreciamos que el nivel científico de los participantes es mayor. Así que no solo hay un interés creciente en el tema sino que la preparación en materia de mitigación del impacto ambiental de la ganadería también es mejor”, ha asegurado Anne Mottet, profesora del curso y experta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El nivel de las interacciones entre los profesionales participantes en el curso ha reflejado estos avances que se están dando desde el sector para mitigar su impacto ambiental y al mismo tiempo aumentar su capacidad para afrontar el cambio climático. Un reto en el que la cooperación a través de la formación se presenta como una herramienta necesaria.

“Creo que lo más enriquecedor de este curso es el intercambio de experiencias, aprender de lo que se ha hecho en otros sitios, poder exportar determinadas tecnologías o medios. Entre todos nos ayudamos, aprendemos de los errores y los aciertos de otros y esto nos permite ir hacia adelante”, ha destacado el investigador de la Universidad Politécnica de Valencia Fernando Estellés, coordinador científico del curso.

LA DIFICULTAD DE RESUMIR EL IMPACTO AMBIENTAL DE LA GANADERÍA EN UNA SOLA CIFRA

Según las estimaciones de la FAO, las cadenas de valor de la ganadería producen el 14,5% de todas las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero. Esta es la cifra más ajustada, según Estellés, disponible hasta el momento sobre su impacto ambiental, pero para este experto aún queda mucho por hacer para poder componer una imagen completa.

“Llevamos muchos años tratando de encontrar exactamente cuál es el impacto real de la ganadería en el medio ambiente. Y curiosamente, como buenos científicos, cada vez tenemos más preguntas, casi más que respuestas. Entramos en terrenos difíciles de valorar. Aunque podamos hablar del impacto en carbono o en gases de efecto invernadero, hay otra serie de impactos muy positivos de la ganadería sobre el tejido social, sobre la alimentación, sobre proveer alimentos, que son difíciles de valorar y también están ahí”, apunta el investigador.

CADA SISTEMA DE PRODUCCIÓN REQUIERE UNA ESTRATEGIA DE MITIGACIÓN DIFERENTE

En la mitigación del impacto ambiental de la ganadería, hay que tener en cuenta las diferentes especies animales y los diferentes sistemas de producción. Mientras los sistemas de pastoreo extensivo pueden, por ejemplo, provocar degradación del suelo o pérdida de biodiversidad, los sistemas de producción industrial a gran escala, como los de pollos y cerdos, pueden generar problemas por la gestión del estiércol o el consumo de energía.

“En sistemas de ganadería extensiva como los que podemos encontrar en el Sahel o en Asia Central podemos mitigar el impacto medioambiental evitando la degradación de la tierra o mejorando, por ejemplo, la salud animal. En otros sistemas, como, por ejemplo, en Europa o América del Norte, una estrategia sería evitar la competencia entre alimentos y piensos”, ha expuesto Mottet.

43 PROFESIONALES DE 19 PAÍSES

El curso celebrado en CIHEAM Zaragoza ha contado con la participación de un total de 43 profesionales procedentes de 19 países (Alemania, Argelia, Argentina, Bangladesh, Chile, Egipto, España, Estados Unidos, Irán, Italia, Marruecos, Nigeria, Portugal, Ruanda, Suiza, Túnez, Turquía, Uganda y Uruguay).

Organizado por CIHEAM Zaragoza junto con la Alianza Global de Investigación sobre Gases de Efecto Invernadero en Agricultura (GRA) y la FAO y la colaboración de Red Remedia, su objetivo principal ha sido aportar las herramientas básicas de evaluación del impacto ambiental de distintos sistemas de producción ganadera.