La Fundación Savia alerta del grave riesgo de desaparición en el que se encuentra la ganadería extensiva en España, pese a los grandes elogios de la Administración por sus extraordinarios servicios medioambientales que prestan a la sociedad.

Sin embargo, por el contrario, se estaría desviando buena parte de las Ayudas Básicas a la Renta de la PAC desde los pastos hacia otros tipos de cultivos y producciones, que no cumplen los objetivos climáticos y medioambientales que persigue la Unión Europea, a través de la PAC y el Pacto Verde Europeo.

Así, durante las frecuentes reuniones que Fundación Savia mantiene con los ganaderos de extensivo "contrasta el nivel de desamparo y abandono en el que se encuentran estos sufridos conservadores del entorno natural, que soportan atónitos una discriminación sin precedentes en el injusto reparto que España hace de la principal partida presupuestaria de la PAC".

Una situación contradictoria puesto que la Ayuda Básica a la Renta (53,6% del total de los Pagos Directos), está destinada precisamente a evitar que haya casos como el de la ganadería extensiva, "en el que numerosas familias rurales tengan que cerrar sus explotaciones y abandonar sus campos, para que al final terminen ardiendo".

Desde Savia se preguntan "¿Cómo es posible que nuestro Plan Estratégico Nacional no incluya en la PAC la protección integral de los pastos, al igual que han hecho los demás países miembros de la Unión Europea?" y cuestionan "¿Cuál es la razón para que la PAC en España los considere marginales y les adjudique una Ayuda Básica a la Renta (55 euros/hectárea) que es tres veces inferior a la que reciben de media los pastos de los ganaderos de extensivo italianos, franceses, griegos o portugueses (170 euros/hectárea)?"

Exponen que la realidad es que existen muchos ganaderos de extensivo que, si quieren hacer el pastoreo racional y el uso adecuado de la Dehesa que se les pide, empleando la carga ganadera apropiada para su mantenimiento y conservación van a perder más de 50 euros por cada oveja reproductora que tenga en su explotación. O lo que es lo mismo, las explotaciones ganaderas extensivas, bien gestionadas medioambientalmente, están perdiendo 150-200 euros/hectárea de pastos adecuadamente manejada.

Pérdidas que se han convertido ya "en estructurales, pérdidas que no desaparecerán mientras España no asuma que el ganado extensivo realiza una labor climática y medioambiental que hay que pagarle al ganadero con fondos directos de la PAC".