La importancia de los huertos escolares en el conocimiento y consumo de frutas y hortalizas locales / Iva Marques

Fecha: 03-Feb-2021

Iva Marques
Departamento de Producción Animal y Ciencia de los Alimentos
 Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte - Universidad de Zaragoza
Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2)
imarques@unizar.es

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) define Huerto Escolar como un lugar destinado al cultivo que involucra a toda la comunidad educativa por ser “un recurso y un medio” docente, que permite enseñar con metodologías no convencionales “en todo lo relacionado con la implementación, desarrollo y manejo de cultivos saludables, con el fin alimenticio, educativo y recreativo”. Los huertos escolares se han utilizado tradicionalmente con fines de educación científica o capacitación de competencias agrícolas. En la actualidad, dada la necesidad urgente de mejorar la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y el mantenimiento de los medios de subsistencia, se están produciendo nuevos enfoques sobre las posibilidades de los huertos escolares. Algunas de las funciones que están adquiriendo cada día más importancia son la promoción de una alimentación saludable y la sensibilización sobre el medio ambiente. Los huertos escolares pueden convertirse asimismo en un punto de partida para la salud de las personas y del planeta; una visión que  cuenta con el respaldo cada vez mayor de la  investigación y la sociedad en general.

 

Huerto escolar, CEIP Alcoraz, Huesca.

En España, los huertos escolares son una realidad en aumento exponencial y que se coloca cada vez más como entorno y recurso educativo utilizado de forma trasversal en el proyecto educativo del centro.  En el informe “Los huertos escolares en España: educando para el cambio” (https://www.miteco.gob.es/es/ceneam/articulos-de-opinion/2020-02-estrella-jimenez_tcm30-506609.pdf) publicado en la página del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto demográfico, se han identificado más de 4000 centros educativos con huerto escolar. Son muchas las provincias y ciudades, incluidas las aragonesas que cuentan ya con su propia red de huertos escolares y con muchas experiencias de éxitos esparcidas por toda la Comunidad Autónoma de Aragón. A modo de ejemplo, la ciudad de Zaragoza cuenta con la “Red de Huertos Escolares Agroecológicos”(https://www.zaragoza.es/sede/portal/medioambiente/educacion-participacion/huertos-escolares/), la ciudad de Huesca con el Proyecto “Huertos escolares inclusivos” (https://www.huescamasinclusiva.org/11-blog/subapartados/89-educacion-inclusiva-proyecto-huertos-escolares-inclusivos) y  la provincia de Teruel  con la “Red de Huertos escolares de las comarcas del Bajo Aragón y Matarraña” (http://www.omezyma.org/index.php/red-de-huertos-escolares-de-las-comarcas-del-bajo-aragon-y-matarrana-programa-para-escolares) .

Asimismo, en las jornadas nacionales de “Encuentros de Huertos EcoDidácticos”

(http://universidadescultivadas.org/libro-actas-del-i-encuentro-huertos-ecodidacticos) de diferentes centros educativos con huerto escolar quedan reflejadas las innumerables posibilidades de los huertos como experiencias educativas.

Hay  estudios de investigación que contextualizan los huertos en  objetivos y prácticas de educación para la salud. Entre ellos, están los que contextualizan específicamente los huertos escolares con la educación alimentaria y en concreto con el conocimiento y consumo de frutas y hortalizas del entorno.

Las intervenciones incluidas en la última revisión sistemática sobre consumo de frutas y hortalizas mediante el uso de los huertos escolares, en niños entre 2 y 15 años,  tienen una duración variable entre 10 semanas y un curso escolar, así como una frecuencia de contacto con el huerto entre 1 a 4 horas a la semana. Las intervenciones mencionadas van acompañadas de actividades complementarias que dan soporte y que permiten aplicar lo que los alumnos van haciendo en el huerto, como son sesiones teóricas, talleres prácticos de cocina y cata de alimentos, elaboración de menús semanales saludables acompañados de recetas,  visitas al comercio local y contacto con agricultores y otros agentes del sector primario, aumentando así el conocimiento, el acceso, la exposición y las  preferencias por una mayor variedad de frutas y hortalizas.

 

Huerto escolar, CEIP Alcoraz, Huesca.

Como instrumentos medidores del cambio en el comportamiento hacia las frutas y hortalizas, se valoran antes y después de las intervenciones, el consumo  de frutas y hortalizas, en gramos y/o porciones/día y variables relacionadas con los conocimientos, las actitudes y la percepción hacia las frutas y hortalizas que tienen los escolares. Tras las intervenciones se observan aumentos en el consumo diario del 28% para las frutas y 33% para las hortalizas, aproximadamente media porción al día. No son valores muy elevados pero si son mantenidos en el tiempo, suponen un cambio importante. Igualmente, se observa un cambio significativo en el conocimiento de los productos hortícolas del entorno, su temporalidad y el sistema de producción, así como mejora en la intención y la predisposición al consumo.    Igualmente,  se ha observado en algunos estudios que los escolares en contacto con los huertos escolares, aunque no aumentaran su consumo de frutas y hortalizas,  el hecho de tener mayor conocimiento y mayor contacto con las mismas,  hacía que disminuyera menos su consumo con el tiempo en comparación con grupos  sin el contacto con el huerto.

Por todo ello, es de considerar que los centros escolares tienen una posición privilegiada para formar a los niños en alimentación saludable y sostenible, enseñándoles mediante los huertos escolares la manera de obtener los diversos alimentos y hacerlo pensando en una alimentación saludable,  haciéndoles así conscientes que nuestra salud pasa por la salud del planeta y viceversa, que la salud del planeta nos afecta a todos.