¿Por qué necesitamos más política climática para la agricultura? / María Luisa Feijóo

Fecha: 10-Jun-2019

María Luisa Feijóo Bello
Departamento de Análisis Económico
 Facultad de Economía y Empresa - Universidad de Zaragoza
Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2)

En el año 2006, el ex economista jefe del Banco Mundial, Sir Nicholas Stern, estimó que el mundo necesitaría gastar el 1% del PIB mundial cada año para proteger su futuro del cambio climático. Stern advirtió que el planeta sufriría pérdidas que oscilan entre el 5 y el 20% del PIB mundial cada año. Además, estos costes serán cada vez mayores cuanto más se tarde en poner en marcha acciones efectivas para revertir el cambio climático puesto que habrá más probabilidad de que el calentamiento supere los umbrales críticos y que las pérdidas sean más devastadoras.

El Primer Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de 1990, confirmó los elementos científicos que suscitan preocupación acerca del cambio climático. Desde entonces ya sabemos que el calentamiento del sistema climático es inequívoco, como evidencian los aumentos observados del promedio mundial de la temperatura del aire y del océano, el deshielo generalizado y el nivel del mar.

El quinto informe de evaluación del (IPCC), documenta que eliminar el carbono de la atmósfera es la única solución en la mayoría de los escenarios para evitar el riesgo de cambio climático catastrófico, ya que nos hemos postergado tanto que reducir las emisiones actuales ya no evita este riesgo. El CO2 emitido permanece durante cientos de años en la atmósfera y los niveles actuales ya pueden desencadenar este cambio.

El sector agrario ha sido uno de los primeros en detectar y sufrir los efectos del cambio climático y cada vez es más evidente que los riesgos que asumen los agricultores al iniciar un proyecto agrícola son en realidad riesgos achacables al cambio climático.

El coste de las políticas activas de lucha contra el cambio climático debe asumirse como el precio que debemos pagar para evitar el riesgo de sufrir las consecuencias del cambio climático en curso. En todo caso siempre la prevención tiene un coste inferior al inasumible coste de un escenario Bussines as usual.

La cuestión ahora es determinar cómo se revierte el cambio climático de la manera más eficiente y rápida. En este papel la agricultura puede y debe jugar un rol importante.

Impactos en la agricultura

Durante demasiados años se ha tratado la crisis climática como si todavía fuera "incierta" y de un futuro lejano. El quinto informe del IPCC nos dice que si la temperatura se incrementa 2ºC o más respecto a los niveles de finales del siglo XX, y en ausencia de medidas de adaptación, se prevén impactos negativos sobre la producción de los principales cultivos (trigo, arroz y maíz).

Los principales impactos previstos en zonas rurales, en el corto, medio y largo plazo, están relacionados con la disponibilidad y el suministro de agua, la seguridad alimentaria y los ingresos agrícolas, incluyendo cambios en las áreas de producción de cultivos alimentarios y no alimentarios en todo el mundo. Todos los aspectos de la seguridad alimentaria están potencialmente afectados por el cambio climático. Para niveles de calentamiento global de 4ºC y superiores respecto a los niveles de finales del siglo XX, en combinación con el aumento de la demanda de alimentos, se plantean grandes riesgos a la seguridad alimentaria mundial y regional.

No es suficiente la adaptación

Aumentar los esfuerzos para mitigar y adaptarse, a la vez, al cambio climático implica tener en consideración la creciente complejidad de las interacciones medio y clima. La adaptación es dependiente del lugar y del contexto, y no existe una aproximación única para todos los entornos. De hecho, las opciones de adaptación son más eficaces cuando se integran en las políticas sectoriales y locales existentes. Reconocer la vulnerabilidad de las zonas rurales y conocer los impactos económicos ayudará al diseño de las políticas necesarias.

Riesgos demasiado grandes para ignorarlos

El cambio climático presenta riesgos que dependen de nuestras acciones colectivas. Gestionar el riesgo climático no es una actividad nueva para la agricultura. De hecho, la incertidumbre ambiental, como el riesgo climático, es la forma más antigua de incertidumbre económica. En la Inglaterra medieval, la tierra de un campesino se dividía en muchas parcelas muy dispersas. Los historiadores interpretan esto como una forma de cubrir el riesgo climático.

Ante tales riesgos, la política climática debe encontrar medidas preventivas. La probabilidad de que nuestra casa se incendie o se inunde es próxima a cero, sin embargo, la mayoría de nosotros pagamos para asegurarnos contra estos riesgos. ¿Por qué nuestras decisiones sobre el cambio climático no reflejan la misma prudencia y compromiso?

Tres acciones necesarias

  1. Reducción de emisiones y vuelta al consenso logrado en el protocolo de Kioto.
    1. Limitación  de emisiones para estabilizar el clima.
    2. Mercado de carbono, clave para incentivar  la  reducción  de emisiones.
  1. Aumentar la Resiliencia. En todas las actividades económicas existen posibilidades de mejora hacia formas de producir más resilientes, una búsqueda continúa de aprovechamiento de recursos y de reducción de impactos en los ecosistemas.
  2. Captura de CO2 y usos que lo fijen en tierra. Hemos retrasado tanto la toma de decisiones para la reducción efectiva de las emisiones que actualmente es imposible lograr una estabilización del clima con garantías sin tener en cuenta a las nuevas tecnologías de captura, que como reconoce el Acuerdo de París serán imprescindibles.

Son muchas las medidas a adoptar y necesitamos nuevas políticas que protejan nuestro sector agrario del escenario actual de pérdida de recursos endógenos.