Aluminio y alimentación infantil: efectos tóxicos / Jesús Fleta

Fecha: 15-Nov-2022

Jesús Fleta Zaragozano
Pediatra
Profesor Emérito del departamento de Fisiatría y Enfermería
 Facultad de Ciencias de la Salud - Universidad de Zaragoza
jfleta@unizar.es

El aluminio es uno de los elementos más abundantes en la naturaleza. Pese a ello, la cantidad de aluminio presente en los seres vivos es muy reducida, ya que la piel, el tracto respiratorio y el gastrointestinal actúan, probablemente, impidiendo su absorción. Se presenta en la naturaleza en forma de óxido, fluoruro, cloruro, bromuro, yoduro y sulfato. Fue aislado por primera vez en 1927 por Wöhler.

Este elemento tiene múltiples usos. Se utiliza en la industria metalúrgica, eléctrica, textil, química y alimentaria, así como en la fabricación de utensilios de cocina y como envoltura, dada su inocuidad e impermeabilidad. Aunque el aluminio es uno de los oligoelementos de importancia para el hombre según la OMS, en este momento se desconoce el papel que puede desarrollar en el cuerpo humano, así como las necesidades de este metal en el niño y en el adulto.

La cantidad de aluminio ingerida por personas adultas es de 3 a 5 mg al día y de ella se absorbe solamente de 15 a 16 mcg, es decir del 0,3 al 0,5% del aporte total. Su absorción puede estar modificada por el calcio y el hierro, la forma química del aluminio ingerido y otros factores exógenos, como el citrato, lactato, fluor, ácido salicílico y vitamina D.  Su absorción se lleva a cabo, preferentemente, en la porción proximal del tracto gastrointestinal y se elimina por heces. Una vez absorbido se une a proteínas en un 90% aproximadamente, siendo la transferrina la principal responsable del transporte de este elemento en el suero. La excreción se realiza por el riñón fundamentalmente y en mucha menor cantidad por vía biliar.

 

Varias son las fuentes de este mineral; las principales son los alimentos y el agua. Los alimentos que más aluminio contienen son las espinacas, cacao, hierbas finas y especias, así como aditivos empleados en la industria de la panificación, como emulsionantes y colorantes, por ello podemos encontrarlo en galletas y pasteles con relativa frecuencia. La cantidad de este elemento ingerido con los alimentos en varones adolescentes es de 12 a 14 mg al día y en mujeres adolescentes de 9 mg al día, aproximadamente. En algunos estudios se ha confirmado que los niños de dos años ingieren en los alimentos 6,3 mg al día y los de 6 a 11 meses de edad 1,8 mg al día. La cantidad de aluminio contenido en el agua depende del pH; en situaciones de acidificación aumenta significativamente. Figura 1.

Figura 1. Alimentos que contienen aluminio en diferentes proporciones.

(Fuente: https://confettissimo.com/es/beneficios-del-producto/minerales/alimentos-ricos-en-aluminio.html)

También hay que tener en cuenta que algunos medicamentos llevan aluminio en su composición, especialmente los antiácidos; los niños además reciben dosis mayores en relación al peso, que los adultos, sobre todo en el reflujo gastroesofágico y en esofagitis de los lactantes. También hay que tener en cuenta que el aluminio contenido en las fórmulas lácteas es entre 3 y 160 veces el contenido de la leche materna.

No hay que olvidar el aluminio transferido de los utensilios de cocina elaborados con este mineral y de la concentración del mismo en el ambiente. Puede estimarse, finalmente, que la cantidad de aluminio aportada por los alimentos y el agua es de 1-10 mg, los aditivos aportan 0-20 mg y los utensilios 0-2 mg por día. Figura 2.

Figura 2. El papel de aluminio contiene altas dosis de este mineral:

(Fuente: https://aluminiomonarca.mx/blog/7-mitos-del-aluminio-en-la-cocina)

Los efectos tóxicos del aluminio son muy variados. En el recién nacido puede existir mayor susceptibilidad ya que su filtrado glomerular está disminuido, lo cual hace que tenga más dificultad para excretar este oligoelemento. El aluminio puede acumularse en el cerebro, bazo, riñón, hueso e hígado en recién nacidos a término y pretérmino, cuando reciben alimentación parenteral, hecho que ha sido corroborado es estudios recientes.

En adultos y en niños con insuficiencia renal crónica se han observado casos de encefalopatía por diálisis. Se trata de una enfermedad neurológica que suele aparecer a partir de los 30 meses desde el comienzo de la diálisis; los síntomas se hacen persistentes y consisten en trastornos del lenguaje, tartamudeo, desorientación, alteraciones de la personalidad y más tarde disartria, dispraxia, mutismo, temblores y convulsiones. En ocasiones a esta encefalopatía se asocia una hipertrofia cardíaca, lo que ocasiona una elevada mortalidad.

En niños con insuficiencia renal crónica sometidos a diálisis también se han descrito alteraciones óseas consistentes en dolor y fracturas con importante desmineralización debido a la ausencia de formación ósea. En estos niños también se ha descrito la anemia, relacionada con el déficit de eritropoyetina, hierro, folato y vitamina B12; es reversible si se anula la sobrecarga de aluminio.

El diagnóstico de la intoxicación por aluminio se basa en la determinación de este oligoelemento en suero, que debe realizarse varias veces al año en pacientes con insuficiencia renal crónica. Las tasas recomendables máximas son de 60 mcg/L y si los niveles séricos son superiores a esta cifra, con valores normales de ferritina, se debe realizar la prueba de DFO (agente quelante del hierro y con efecto sobre el aluminio). También puede realizarse una biopsia ósea para valorar el contenido de aluminio en el hueso.

El tratamiento de la intoxicación por aluminio se basa en la administración de agentes quelantes. Aunque el tratamiento es efectivo, en gran parte de los casos, en algunos quedan secuelas irreversibles, especialmente en niños. Este tratamiento tiene efectos secundarios como dolor abdominal, hipotensión, anafilaxia, cataratas y ototoxicidad. Es muy recomendable evitar la exposición al aluminio con el fin de evitar las manifestaciones descritas anteriormente.