Ivan Closa · 12 September 2019
Dada la legislación, cada vez más restrictiva, los pesticidas orgánicos son actualmente una necesidad. Dicha legislación es una respuesta al clamor social en aras de disminuir la contaminación de nuestros suelos, así como del aire y del agua.

No podemos olvidar que uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es erradicar el hambre y la malnutrición. Para ello resulta fundamental aumentar el rendimiento de nuestros cultivos. ¿Podemos fiarnos de los productos orgánicos?

Hoy en día la investigación en productos fitosanitarios es más necesaria que nunca. Las resistencias mostradas por ciertas plagas (animales y vegetales) hacen que la investigación, el desarrollo y la innovación sean parte del día a día. Hay que tener en cuenta que las plantas son laboratorios naturales en donde se biosintetizan una gran cantidad de sustancias químicas. La farmacognosia (estudio del origen, estructura y propiedades físicas y químicas de los medicamentos) da buena cuenta de ello.

Es cierto que los productos sintetizados químicamente tienen ciertas ventajas frente a los orgánicos: son más baratos y tienen, normalmente, un espectro de actuación mayor; pero sus inconvenientes son muy negativos: en su aplicación suelen tener toxicidad para los humanos y para el medio ambiente. Por otro lado, los productos orgánicos no generan residuos, dado que se degradan en el medio, y su actuación es muy específica, por lo que, en determinadas condiciones y situaciones, sí que son una alternativa con un funcionamiento similar (y a veces superior) a los químicos.

El hecho de que los mecanismos de acción de los actuales pesticidas orgánicos sean muy variados, sumado a un siempre recomendando control integrado de plagas (estudiando el ciclo biológico de las mismas, el momento de aplicación, las condiciones climáticas, etc.) hace que los productos orgánicos sean absolutamente recomendables tanto por su eficacia contra las plagas, como por su inocuidad para el ecosistema.

Ivan Closa - Arvensis Agro S.A.