En la práctica de la viticultura, el concepto de sostenibilidad se afianza cada vez más. Los agricultores ya no solo se preocupan por el rendimiento de su cosecha sino también por el efecto de la actividad en el ambiente y el bienestar social.

La aplicación de este concepto, no sería posible sin el uso de “buenas prácticas” a lo largo de toda la cadena productiva, las cuales respetan el medio ambiente sin afectar la calidad de los cultivos.

En España, la viticultura es una actividad de gran importancia y uno de los motores del sector agrario nacional. Sin embargo, viticultores y bodegas se enfrentan cada año a enfermedades fúngicas de la vid, como la botritis, el oídio y el mildiu que pueden provocar pérdidas importantes de producción.

Para hacer frente a esta situación se emplean tratamientos fitosanitarios, en muchas ocasiones atendiendo a calendarios previamente marcados o siguiendo criterios exclusivamente meteorológicos. Si bien con ello se consigue una reducción de la incidencia de dichas enfermedades, la falta de precisión en cuanto al momento adecuado para aplicar el tratamiento, acaba derivando en un uso excesivo de estos productos. Ante una sociedad cada vez más concienciada y que exige productos de calidad y respetuosos con el medioambiente, el sector vitivinícola ha iniciado un camino de no retorno hacia la sostenibilidad.

Un claro ejemplo de viticultura sostenible, es VITICAST, un Grupo Operativo supra-autonómico cuya finalidad es aportar soluciones innovadoras en la predicción de enfermedades fúngicas en el viñedo.

Objetivos de VITICAST

El proyecto tiene como objetivo la optimización de la producción y el desarrollo sostenible del cultivo de la vid a través de la innovación en el manejo de enfermedades fúngicas de mayor incidencia (mildiu, oídio y botritis).

Se desarrolla en el proyecto una herramienta de aviso de posibles infecciones en la que se combinarán: datos meteorológicos medidos a pie de parcela, predicción de los estados fenológicos de la vid y concentración de esporas e inoculo necesario para que se produzca la infección. Esta herramienta permitirá estimar con antelación la producción de cosecha, así como reducir los tratamientos antifúngicos aplicados en viñedo. Facilitará, por lo tanto, el trabajo de cooperativas y bodegas vitivinícolas, contribuyendo a la elaboración de un vino de mayor calidad y a una producción más sostenible, al minimizar la incidencia de la aplicación de fitosanitarios en el medio ambiente.