Una agricultura 100% ecológica compromete la independencia alimentaria de UE

El Institut Agrícola Català de Sant Isidre ha elaborado un informe donde queda patente la necesidad de pasar a la agricultura ecológica de manera gradual y diferencial

Fecha: 08-Apr-2021

Fuente: Valencia fruits

El Institut Agrícola Català de Sant Isidre ha publicado un informe que indica que una agricultura 100% ecológica podría comprometer la independencia alimentaria de la UE. Esto ocurriría si no se hace de manera gradual y si no se tiene en cuenta que no puede aplicarse del mismo modo en todos los tipos de producciones agroalimentarias.

El informe apunta que, durante décadas, el análisis, diseño y aplicación de las políticas europeas partía de fundamentos que se daban por hechos, como la capacidad instalada de producción, transformación y comercialización de productos agroalimentarios a costes asequibles para el consumidor final. Con esta base, se pusieron en marcha diferentes regulaciones, tomando como constante esta capacidad de producir alimentos siempre, y en todo momento, de manera suficiente y asequible.

No obstante, según el informe, la llegada de la actual crisis sanitaria y económica nos ha hecho darnos cuenta de la importancia de las capacidades estratégicas agroalimentarias, en un contexto de importantes restricciones en el comercio mundial, y de sus repercusiones en la agricultura de la Unión Europea.

“La crisis nos ha hecho ver el riesgo de que lo que se ha dado siempre por hecho, puede no ser así siempre. De ahí el aumento de la preocupación de las instituciones europeas por la seguridad del suministro alimentario de 27 países que suman casi 500 millones de personas, no porque ya se hayan producido importantes restricciones, sino por las que se pueden producir en el futuro”, apunta el informe.

Preocupación a largo plazo

El informe muestra la preocupación por el efecto que pueda tener a medio plazo la adopción de políticas como las estrategias “del campo a la mesa”, “de la biodiversidad”, el plan de acción de economía circular o la promoción de productos ecológicos.

A partir de la construcción de un “ideal agrícola y medioambiental, la política europea toma decisiones que, sobre el papel, pueden suponer una contribución positiva para este ideal buscado”, apunta el informe. Sin embargo, puntualiza que “existe un error de base en este planteamiento: la enorme distancia entre el modelo ideal y el modelo real de agroalimentación”.

Además, considera que, cuando se habla de “producción agroalimentaria” no se puede caer en el “simplismo” de pensar solo en el alimento final, sino en todos los eslabones de la cadena de valor alimentaria, con consumos intermedios donde Europa es deficitaria, como es la producción de fertilizantes, los productos químicos y farmacéuticos necesarios para garantizar la sanidad vegetal y animal o incluso la tecnología.

El informe apunta que hay dependencia europea de importaciones de terceros países en oleaginosas, cereales, frutas tropicales, frutos secos, café y cacao, estando la mayor parte de ellas calificadas por riesgo de deforestación en sus países o con una considerable huella de carbono, lo que se pretende penalizar con el establecimiento de un arancel de carbono en frontera.

Hay dependencia europea de importaciones de terceros países en oleaginosas, cereales, frutas tropicales, frutos secos, café y cacao

En ausencia de un mercado agroalimentario europeo totalmente integrado, “tal como ha evidenciado la pandemia”, fragmentar el mercado fomentando los mercados locales conduce a tensiones en la oferta disponible y, por tanto, en subidas de los precios.

Vuelta a lo tradicional

Por ello, el Institut Agrícola apuesta por redirigir las estrategias políticas de la Comisión Europea hacia las producciones “tradicionales”, es decir, aquellas que ya son prácticamente “ecológicas” dado que no se usan fertilizantes, pesticidas u otros productos químicos.

En suma, en vez de poner como objetivo la “municipalización” de los mercados agroalimentarios con base en agricultura ecológica “que pueda poner en peligro la estabilidad global del sistema alimentario europeo”, es necesario poner el foco en la actual superficie cultivable gestionada de manera “tradicional”, con bajos rendimientos y cuya supervivencia depende de los pagos directos de la PAC.