Reconvertir fincas de ribera abandonadas en campos de producción. Es el proyecto en el que trabajan los técnicos del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). El envejecimiento o el pequeño tamaño de los terrenos hace que muchas parcelas de ribera de la provincia de Teruel estén abandonadas. Para revertir esta situación los técnicos del CITA se emplean en buscar cultivos alternativos, y las plantas aromáticas, como la lavanda o su híbrido, el lavandín, son una buena baza. 

"Dentro del proyecto hemos analizado diferentes alternativas tanto hortícolas como forestales y, cómo se puede ver en algunos campos, alternativas de aromáticas como la lavanda", explica María Martín, investigadora del CITA de Teruel. 

El lavandín está en estos momentos al 80% de su floración, instante idóneo para su cosecha. Para plantar una hectárea de este cultivo, señalan, se necesita una inversión de unos 2.000 euros por hectárea, pero las plantas pueden estar en plena producción durante 10 años. Eso, sumado al precio de la esencia que se obtiene, hace que este cultivo sea considerado de alto valor.

"Lo que hemos querido es aumentar la viabilidad de estos cultivos con un riego de apoyo, en este caso, con uno por goteo, y conseguir mayor rentabilidad para el campo en parcelas que estaban abandonadas", detalla Juliana Navarro, otra de las investigadoras. 

El aceite de lavandín se usa en la industria cosmética y farmacéutica. Además de su buen olor, que se incluye en muchos perfumes y como ambientador en cualquier estancia, los expertos aseguran que ayuda a calmar el estrés y los nervios. En la provincia de Teruel ya se destinan 50 hectáreas a su cultivo.