Normalizar la sostenibilidad, entre las tendencias globales para 2023

En 2023 veremos más innovaciones en materia de conciencia ecológica, como nuevos modelos de reparto, etiquetas de huella de carbono en los alimentos y productos y técnicas de sostenibilidad pasiva como el denominado asfalto ‘sediento’ para zonas propensas a inundaciones, una nueva pintura ultrablanca que reduce la necesidad de aire acondicionado y pequeños bosques urbanos que fomentan la biodiversidad, bajan las temperaturas y reducen la contaminación.

Fecha: 30-Dec-2022

En medio de una crisis energética mundial y ante una creciente inflación, cada vez más gente evitará viajar en avión y se decantará por los viajes nocturnos en autobús y tren. De hecho, según Pinterest, las búsquedas de train trip aesthetic (estética de viaje en tren) aumentaron en un 205 % el año pasado.

Normalizar la sostenibilidad

Así se asegura en el informe Tendencias que tendrán un impacto especial en 2023 que cada año elabora Marian Salzman, trendesetter y vicepresidenta sénior de comunicación global de Philip Morris International, en el que recoge cinco tendencias para el próximo año: Perder el control de la realidad, Todo es una farsa, Normalizar la sostenibilidad, La fuerza del sonido y Adaptar nuestros pequeños mundos.

En el caso concreto de la tendencia Normalizar la sostenibilidad, el informe recoge que la preocupación pública por el cambio climático ha alcanzado un máximo histórico, y según una encuesta de GlobeScan realizada en 17 países, en la que el 65 % de los encuestados califican la situación de ‘muy grave’, hasta el punto de que 4 de cada 10 participantes en una encuesta de 2022 realizada en 31 países citan el cambio climático como un factor disuasorio para tener hijos.

Un gran cambio con respecto a hace tan solo unos años, cuando eran muchos los que parecían inclinarse por desestimar las inquietudes acerca de nuestra inminente catástrofe climática. Los fenómenos meteorológicos extremos han sacudido la complacencia de amplios sectores de la población mundial, y lo que antes se creía ‘teórico’ o un ‘punto de vista’ ahora se considera ciencia establecida por la mayoría de la gente. Y eso influye en la forma en que los consumidores de a pie toman sus decisiones de compra, tanto a gran escala —viviendas, vehículos…— como a pequeña escala, objetos y productos del día a día.

“No hay que ir muy lejos para hallar indicios de que la gente por fin está adaptando su vida a esta amenaza global. Portales inmobiliarios como Redfin y Realtor han empezado a facilitar datos sobre el riesgo climático junto con los detalles de las estancias y los baños de las viviendas. Esto cobra sentido en un momento en el que tres de cada cinco personas encuestadas afirman que los riesgos climáticos han influido en su elección de dónde vivir”, explica Marian Salzman en su informe.

En esta misma línea, Japón, en asociación con minoristas, ha respaldado un sistema de puntos que apoya las compras ecológicas de los compradores con puntos de fidelidad que acumulan recompensas. También estamos asistiendo a un cambio más significativo hacia la slow fashion con startups como la sueca Asket que rechaza las colecciones de temporada en favor de una colección ‘permanente’ que promete años de uso y otros minoristas que crean programas que animan a los clientes a devolver los artículos usados para que otra persona pueda ofrecerles una segunda vida. Hace décadas que se ofrecen productos y servicios ecológicos.

La diferencia ahora radica en su mayor disponibilidad y en los niveles de aceptación de los consumidores. Una encuesta estadounidense realizada por Capterra en 2022 reveló, por ejemplo, que el 88 % de los consumidores comprueba la sostenibilidad de un producto antes de comprarlo por lo menos en ocasiones, mientras que uno de cada cinco lo hace siempre.