Los paisajes salados de Aragón

Las lagunas salinas son ecosistemas tan frágiles como interesantes científicamente, siendo las que se encuentran en España las que presentan unas condiciones más extremas de salinidad de toda Europa.

Fecha: 17-Feb-2021

Tags: salados , aragón

Fuente: Traveler

Ponemos nuestra mirada en las grandes llanuras saladas de Aragón, láminas de agua que en ocasiones son varias veces más saladas que el agua del mar. Algunas de ellas se presentan totalmente blancas cuando el calor y el viento las deja completamente secas. Es entonces cuando el paisaje se vuelve casi lunar, blanco e hipnótico.

En Aragón, a cientos de kilómetros del mar, brota la salinidad de la corteza terrestre en minas en activo como la de Remolinos (Zaragoza), la explotación salina que hubo en Nuévalos o las que dieron su nombre a las localidades de Peralta de la Sal (Huesca) y Arcos de las Salinas (Teruel). En Aragón también encontramos la laguna salada más grande de España, Gallocanta.

“La sal significó siglos atrás, tanto como hoy representa el petróleo…y en el futuro el agua dulce tomará el testigo”, vaticina Katia Hueso Kortekaas, directora de IPAISAL, el Instituto de Patrimonio y los Paisajes de la Sal, quien nos resuelve los interrogantes de este mundo salino próximo y desconocido para la mayoría.

España es un país rico en salinas, sobre todo su mitad oriental, pues hace 200 millones de años se encontraba cubierta por un mar. Al retirarse progresivamente las aguas, la sal quedó depositada en diferentes capas: cristalizada como gema o en acuíferos de salmuera.

La sal fue un bien estratégico durante siglos, imprescindible en la conservación de alimentos. Era admitida como método de pago y de ahí procede la palabra actual de “salario”. Katia Hueso nos recuerda que se contabilizan hasta 14.000 usos distintos para la sal y sus componentes (sodio y cloro).

La generalización de los frigoríficos y el abaratamiento del transporte internacional hizo que las explotaciones salinas no fueran rentables en muchos lugares y se abandonaran. En la actualidad, resulta más barato obtener la sal directamente del mar.

El patrimonio cultural generado por las explotaciones salinas es un recurso turístico al que se aferran pueblos salineros. Ya sea en forma de balnearios o en propuestas de turismo experiencial, la idea es poner en valor estas instalaciones como polo de atracción de visitantes. Así lo observamos en la recuperación de las salinas romanas de Peralta de la Sal (Huesca), declaradas en 2007 como Bien de Interés Cultural.

LAS LAGUNAS SALADAS

Las grandes superficies saladas del mundo se concentran en Asia Central, desde Turquía a Mongolia, y también en la cara este de las cordilleras americanas, tanto en el norte (Lago salado de Utah) como en América del Sur. Allí encontramos los lagos salados chilenos y también el Salar de Uyuni (Bolivia), que ocupa más de 10.000 kilómetros cuadrados. Es una planicie tan perfecta y extensa que se usa para calibrar los altímetros y otros instrumentos de los satélites. El Sentinel 1A, lanzado por la Agencia Espacial Europea, eligió la imagen de esta masa salada boliviana entre sus primeras imágenes de su misión.

Las lagunas saladas son escasas en Europa, solo pueden encontrarse en España, Turquía, Hungría y Austria, siendo las que se ubican en territorio español las que presentan unas condiciones más extremas de salinidad.

En Aragón se contabilizan numerosas lagunas endorreicas saladas, es decir, desprovistas de salidas fluviales. Además de la mencionada Gallocanta, existen en Bujaraloz, Sástago, Zuera, Chiprana, Alcañiz y Calanda. Suelen ser conjuntos de cubetas, en las que se alternan lagunas de aguas permanentes con otras que se presentan secas en los meses centrales del año. La salada de Chiprana (Zaragoza) es la única laguna salada profunda de aguas permanentes en Europa Occidental.

ECOSISTEMAS SALINOS

Las lagunas salinas son ecosistemas tan frágiles como interesantes científicamente. La mayoría de ellas están protegidas como espacio natural bajo distintas figuras. La protección alcanza a las numerosas aves que eligen estos humedales como hábitat, zona de cría o parada en sus rutas migratorias. En ellas también encontraremos especies de litoral, como las espátulas o los flamencos.

La concentración de sal define a estos ecosistemas, que suelen presentar endemismos y también seres vivos más propios de zonas costeras. En las lagunas saladas de los Monegros, por ejemplo, se localizó un crustáceo microscópico nunca antes catalogado, el Candelacypiris aragónica y por ello tomó el apellido de la región que lo alberga.

Las plantas de estos entornos presentan una gran adaptación a la salinidad. Suelen ser suculentas, es decir, capaces de retener agua en sus gruesos tallos. Así lo hace la salicornia (Salicornia europaea), que muda su color verde vivo a tonos rojizos en otoño. Esta planta es gastronómicamente cada vez más apreciada por su sabor yodado y su textura crujiente.

Katia Hueso define estos ecosistemas como “muy productivos, con gran abundancia de bacterias y microorganismos con interesantísimas adaptaciones fisiológicas a las condiciones tan hostiles de salinidad, radiación ultravioleta o temperatura que se dan en ellas. Muchas especies no han sido suficientemente estudiadas y aún hoy se están descubriendo nuevas aplicaciones de estos mecanismos de adaptación para la industria y la medicina” y destaca su valor científico. “También se pueden ver en las lagunas organismos primitivos -desde el punto de vista evolutivo- que muestran cómo era la vida en la Tierra hace millones de años. Son, en definitiva, una ventana al pasado y una puerta al futuro”.