Las curvas del aceite: grandes retos del olivar tradicional ante el relevo generacional y el cambio climático

Fecha: 07-Oct-2021

Texto: Javier Domínguez Angulo, Paisajista del Grupo Operativo Olivares de Miel

El futuro nadie lo sabe, esa es la primera premisa.

– Con o sin cambio climático la agricultura tiende al intensivo en las leñosas, y en menor medida al invernadero en las no leñosas. En las leñosas, una primera consecuencia es el aumento anual de la superficie de olivar en seto y el abandono ya de 100.000 hectáreas de olivar tradicional.

Como el resto de leñosas sigue la tendencia (almendro desde 2017, pistacho, encina en intensivo, etc) se crea una gran demanda sobre campos de cereal con regadío. Las fotovoltaicas también presionan en este sentido, con 20.000 hectáreas ya.

Habida cuenta de que Andalucía cuenta con el 70% del olivar en secano, y que el olivo ocupa la mitad de su superficie agraria, la presión sobre nuevas tierras es manifiesta. Los próximos quince años van a ser tremendos.

El paisaje y los usos de la tierra se están transformando en una región que además está a salvo de fenómenos como la tormenta Filomena, que tanto ha dañado al olivar en el centro peninsular.

Las leñosas ocupan más que las dehesas (más de tres millones de hectáreas el olivar y el almendro) configurándose como un microclima propio con una flora y fauna asociada, e influyen en el resto de ecosistemas vecinos. Son un regulador de incendios, un magnífico cortafuegos, siendo esa una de sus principales ventajas.

Es la primera línea de frente contra el cambio climático, y la tendencia es que están ganando terreno los árboles en detrimento de las herbáceas, con necesidades hídricas crecientes.

Jubilación
Con o sin cambio climático también en los próximos quince años buena parte de los olivicultores van a jubilarse en el campo sin relevo generacional. Normalmente en los pueblos abandonados el último habitante gestiona las tierras agrícolas de los demás y le es muy rentable.

En Andalucía es muy difícil encontrar un pueblo abandonado. Las tierras se ceden hoy en día y aun así nadie quiere trabajarlas, no sale rentable y como consecuencia los olivares se abandonan. No es una cuestión entonces de jubilación o del tamaño de la población, es un asunto de rentabilidad.

Los olivares abandonados constituyen un paisaje moteado dentro del mar de olivos, pero en pocos años, según la estructura de edad de cada municipio, llegarán a ser manchas en un territorio que habrá que gestionar.

Si se plantan arbustos en esos olivares abandonados de secano, de montaña en muchos casos, calle sí calle no, se consiguen terrenos para la caza.

Si el olivar es de regadío, entonces es una oportunidad para el policultivo. A los jóvenes desempleados de cada localidad se les puede plantear, de acuerdo con aquellos que abandonen olivares, que se inicien en el policultivo de dichos olivares percibiendo una parte del ingreso, junto a la prestación. Calle sí, calle no, para no interferir con el manejo del olivar, como ha demostrado Fran Martínez Raya de la Asociación Alvelal.

Si un olivar tradicional como el de Castillo de Canena alberga 114 especies de pájaros, tejones, y es zona de paso de jabalíes y ciervos, !qué no serán los olivares con aromáticas y otros arbustos de pequeño y gran porte albergando fauna!.

En los olivares abandonados conviene distinguir los que son en llano de los que están en la montaña. Posiblemente sea mejor dejar los de la montaña por su mayor dificultad de manejo, para la caza y el pastoreo. Los romanos no talaban la cumbre de los montes para evitar la erosión.

Se configuraría así un nuevo tipo de paisaje en el olivar tradicional, cumbres de montes de pobladas de vida. Difícil que los olivares abandonados troquen en llano por olivares en seto. Arrancar olivos no es muy popular, pero tampoco hay que descartar esta opción. Los olivos arrancados irían a biomasa y a iniciativas como el Centro de Artesanía del Olivo, en Manacor.

Más calor
Con el cambio climático, + 4ºC, la Universidad de Córdoba ha dicho que habrá menos ó más producción en los próximos veinte años, según qué provincias. “Más calor, menos agua”, es una combinación mortífera para muchas de las variedades de olivos existentes. Pero lo peor es, al igual que el vino, que la calidad se resienta. Porque si la calidad se resiente el aceite no se vende o se vende mucho menos, y entonces es el fin del olivar.

Variedades
www.variedadesdeolivo.com argumenta que más importante que la variedad de olivo es el marco de plantación (lluvias esperables) y la poda que se haga (tamaño de la copa). Después, estaría el asunto de las variedades del olivo. Hablando de variedades resistentes a la sequía, dicen que “son los que poseen hoja más estrecha, que ahorra más agua. Tal es el caso de Cornicabra, Callosina, etc.

Otras resisten bien por su fruto de tamaño más pequeño, que se arruga menos y deja al árbol sobrevivir mejor. Ejemplo: Lechín de Granada, Chemlali Sfax (Túnez), o aquellas que se asemejan a acebuches en general en su fruto. Por el contrario, variedades como arbequina no tendrían gran éxito pese a su fruto de pequeño tamaño, al ser muy productiva y poco vigorosa.

– Variedades que tradicionalmente están adaptadas a cultivo en zonas áridas o frías, como Arróniz, variedades minoritarias de Aragón (Cirujal, Negral, etc.), o de Castilla La Mancha (Castellana), u otras zonas. Y en general las variedades vigorosas suelen resistir mejor también.

Como ejemplos en el presente, está teniendo mucho éxito la variedad Alfafara de Valencia como alternativa a Picual en Andalucía para terrenos que sufren la sequía. En todo caso, cualquier nueva alternativa lo es si está sometida a la experimentación”. Por su parte el Banco Mundial de Germoplasma de Olivo, en Córdoba, desarrolla el proyecto AdaptaOlive para simular escenarios en los que observan diversos parámetros. Tienen especial interés en ver qué variedades serán las más viables en los escenarios simulados para orientar al sector del aceite de oliva.

Por su parte el vino ya tiene sus variedades resistentes al cambio climático o está a punto de tenerlas, Bodegas Torres, VRIAACC, Minorvin, etc. En ese sentido ya ha vencido al cambio climático si bien hay que ultimar otros factores como el uso de energía y agua, emisiones neutras, etc.

Adaptación
Las medidas de adaptación al cambio climático serán graduales y en función de acontecimientos. Por ejemplo si por la falta de lluvias fuera necesario arrancar una hilera intermedia de olivos siempre es posible plantar en su lugar arbustos aromáticos ó cultivos y tener un ingreso extra.

En cambio si la situación fuera dantesca, pérdida de cantidad y calidad de las aceitunas, la salida, para no perder oficio, industria, distribuidoras ni servicios, consiste en sustituir el olivar tradicional por un olivar con variedades adaptadas, con la financiación de la UE en su lucha en la primera línea de frente del cambio climático, Andalucía.

Nada menos que un plan Marshall sin precedentes en la agricultura, siguiendo eso sí criterios de sostenibilidad. Y los paisajes de Andalucía se verían modificados sustancialmente, también los ecosistemas. Ese es el precio de +4º C.

Al resto de la agricultura, con o sin invernaderos, le costará menos la adaptación al cambio, usarán variedades antiguas adaptadas. Olivar en seto, jubilación de olivicultores, +4º C… Vienen curvas”.