La UE apuesta por la economía circular y los bioplásticos

Los plásticos generados al año en el sector de la agricultura y la industria alimentaria rondan las 350 millones de toneladas. Se calcula que, las aplicaciones agrícolas, representan un 3.5%. (Tribuna Salamanca, 2021) . El plástico desechado, procedente de la agricultura, se convierte en residuos útiles y de valor, que son reciclados entrando en la llamada economía circular, que como define la UE, “es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende.” (Parlamento Europeo, 2022)

Fecha: 23-Jun-2022

La Comisión Europea propuso en marzo de 2022, el primer paquete de medidas para acelerar la transición hacia la economía circular (Parlamento Europeo, 2022) , abordando la presencia de microplásticos en el medio ambiente.

En el sector agrícola, existe una preocupación creciente con respecto a la generación de microplásticos, normalmente producidos de manera no intencionada en la retirada de productos tales como los acolchados o con la propia descomposición del residuo.

Los acolchados plásticos convencionales llevan usándose más de medio siglo por sus grandes beneficios, tales como, el control de malezas, ahorro de agua limitando la evaporación, aumento de la temperatura del suelo, mejora el nivel de germinación, precocidad de la cosecha, promueve la asimilación de nutrientes o fertilizantes naturales, etc.

Lamentablemente, el acolchado convencional debe retirarse del suelo después de su uso, proceso manual o mecánico a realizar adecuadamente para evitar que queden residuos plásticos que puedan contaminar el suelo con el consiguiente coste económico y medioambiental.

La Organización de las Naciones unidas para la agricultura y la Alimentación (FAO), informó en diciembre del 2021 acerca de los beneficios de sustituir polímeros no biodegradables por polímeros bio. François de Bie, presidente de European Bioplastics (EUBP) «Las láminas de acolchado biodegradables en el suelo pueden contribuir de dos maneras: en primer lugar, a reducir la dependencia de las fuentes de carbono fósil al sustituirlas por carbono renovable. En segundo lugar, los plásticos biodegradables en el suelo pueden ayudar a reducir la contaminación por plásticos residuales en el suelo, que puede tener un impacto significativo en la productividad agrícola” (European bioplastics, 2022)

Una solución interesante, basándonos en las premisas de la FAO es el uso de Bio Mulch film, acolchado biodegradable, destinado a cubrir el suelo y proteger el cultivo de hortalizas y frutas. Bio Mulch film   se entierra después del ciclo de vida del cultivo, debido que está coextruido con materia prima biodegradable, por lo que al final de su vida útil, se descompone en el suelo por la acción de los microorganismos.

Bio Mulch film cumple con los requisitos estándar establecidos en la norma europea UNE EN 17033:2018 y posee la certificación “OK biodegradable SOIL” que garantiza que un producto es completamente biodegradable en el suelo sin efectos adversos sobre el medio ambiente. Esta marca de conformidad define un grado de biodegradación del 90% en comparación con la degradación máxima de referencia. Para la obtención de esta certificación, se han realizado pruebas de ecotoxicidad, evaluada por la TUV, a través de la composición del producto.  Al final del ciclo de cultivo se entierra el plástico restante con los residuos de la cosecha para facilitar el proceso de biodegradación, de manera que facilitaremos el proceso por la actividad microbiana que los mineralizan, convirtiéndolos en agua, dióxido de carbono y biomasa.

El uso de bioplásticos ha pasado de ser un ideal, a ser un compromiso firme en la agricultura, que con visión largoplacista aboga por la sostenibilidad del medioambiente y la economía circular.