La optimización de recursos hídricos del río Matarraña es a día de hoy un ejemplo de sostenibilidad y respeto al ecosistema

La construcción de las dos balsas laterales con las que actualmente cuenta la cuenca del Matarraña fueron en su día el resultado de varios pactos y consensos entre todas las partes, después de durante los años ’90 estallase un amargo conflicto en toda la cuenca.

Fecha: 08-May-2018

Tags: agua , Matarraña

Fuente: La comarca

 Los dos detonantes de esa confrontación entre vecinos fueron por un lado la extrema sequía de 1994 a 2000, una de las peores de las últimas décadas y que hizo temer a los agricultores de la zona baja por el futuro de sus explotaciones.

El segundo detonante fue aprobación en 1995 -a través del Decreto de la Sequía- y construcción entre 1997 y 1998 de un polémico trasvase de agua, mediante una estación de bombeo, en la confluencia de los ríos Matarraña y Ulldemó en Beceite y que desde un momento fue calificada como un «parche». Esta obra, situada tan solo a 4 kilómetros de otro trasvase-túnel construido en los años ’70 y actualmente operativo, costó en su día alrededor de 3 millones de euros y quedó inutilizado tras la riada de octubre de 2000 tan solo dos años después de su puesta en marcha. Los vecinos de la cuenca alta, especialmente Beceite y Valderrobres mostraron una frontal oposición a la construcción de esta infraestructura, con varias manifestaciones y hasta una huelga de hambre. La Delegación del Gobierno llegó incluso a enviar a los GEO y antidisturbios que estuvieron en Beceite varias semanas escoltando las obras del bombeo.

Por su parte los regantes, con el embalse de Pena que llegó a estar prácticamente seco, con un 5% de capacidad y menos de un hectómetro cúbico, temían perder sus cosechas por la persistencia de la grave sequía que azotaba al territorio que incluso llegó a provocar que localidades como Maella tuviesen que cortar el suministro de agua corriente durante varias horas al día.

Del conflicto a la gestión modélica

Tras unos años de gran crispación y en los que parecía imposible un acuerdo entre los intereses de la cuenca alta y cuenca baja del Matarraña, los alcaldes, regantes, Plataforma en Defensa del Matarraña, Pladema y distintos agentes sociales del territorio decidieron sentar las primeras bases para la resolución del conflicto. Por ello alcanzaron un acuerdo bajo la premisa del Ministerio de Agricultura que afirmó que respetaría la decisión que todas las partes acordasen siempre y cuando existiese consenso y una sola voz, como así fue en la firma de los Acuerdos de Fabara de 1999 en el que también estuvo implicada la Fundación Ecología y Desarrollo. En dicho acuerdo se acordó apostar por la construcción de las balsas de la Trapa y Valcomuna.

Poco después la gran riada de 2000, que arrasó con todo y provocó innumerables desperfectos, aportó sin embargo reservas de agua en Pena para 4 o 5 campañas y aunque las relaciones entre cuenca baja y cuenca alta parecían reconducirse surgió la necesidad de encontrar un nuevo acuerdo. Sobre la mesa estaba la construcción del embalse de Torre del Compte-La Fresneda, con una presa de 38 metros de altura y 24 hectómetros cúbicos de capacidad y que hubiese supuesto la inundación de cientos de hectáreas, desvirtuando el paisaje del Matarraña y provocando la desaparición de uno de los ecosistemas fluviales mejor conservados del mundo.

Embalse de Pena en Beceite y Valderrobres

De este modo y con las dos balsas a punto de finalizarse, los agentes implicados volvieron a rubricar un acuerdo en el que se renunció a la construcción del embalse de Torre del Compte-La Fresneda, cuyo informe de impacto ambiental además había resultado ser negativo, y se apostó por la construcción de las cuatro nuevas balsas laterales en la cuenca, rubricándose en 2005 el llamado Dictamen de La Fresneda. «Fue ahí cuando se alcanzó pleno consenso y se deshechó la construcción de Torre del Compte apostando por continuar con el modelo de balsas laterales», explica Alberto Moragrega, Presidente entonces de Pladema.

Infraestructuras y carencias actuales

Actualmente además de la Trapa y Valcomuna, la cuenca del río Matarraña se regula a través del embalse de Pena, en Beceite y Valderrobres, que cuenta con 18 hectómetros cúbicos de capacidad y que a día de hoy se encuentra al 53% de su capacidad. Es uno de los pantanos más antiguos de Aragón, finalizado en 1929 y se abastece del propio río Pena, que presenta un caudal muy escaso e irregular durante buena parte del año, pero que puede alcanzar caudales extraordinarios durante los temporales de levante. Por ello, y ante el escaso nivel de agua que suele presentar, se construyó en los años ’70 un trasvase entre el río Matarraña, que discurre íntegramente por un túnel de 5 kilómetros excavado en piedra y cuya azud de captación se encuentra en el paraje del Parrizal de Beceite.

Tajadera del azud de captación del trasvase Matarraña-Pena y que impide la circulación de las especies piscícolas y dejando un insuficiente caudal ecológico.

El trasvase Matarraña-Pena constituye un importante apoyo para el embalse. Sin embargo, cabe recordar, que desde la localidad demandan desde hace varios años un mayor caudal ecológico y la adecuación de una escala para peces, en lugar de la actual tajadera que corta el paso e imposibilita la normal circulación de la fauna. Asimismo queda pendiente la demolición del azud del bombeo.

Paralelamente, pese a la puesta en marcha de varias Estaciones Depuradoras en los últimos años, que han mejorado la calidad de las aguas, preocupa el aumento de los niveles de nitratos en las aguas subterráneas del territorio.