La comisión europea tomará medidas contra las etiquetas ecológicas no fiables ni verificables

Los expertos de la Comisión Europea calculan que existen en el mercado más de 230 etiquetas que, supuestamente, permiten a los consumidores comparar el impacto ambiental de todo lo que compran. Sin embargo, han detectado que que muchas de ellas se basan en sistemas de verificación deficientes, lo que permite el greenwashing o lavado verde a gran escala.

Fecha: 11-Apr-2023

Así lo recoge la publicación estadounidense especializada Olive Oil Times en un artículo firmado por Daniel Dawson que señala que el número de etiquetas que pretenden mostrar el impacto ambiental de los alimentos ha aumentado rápidamente en los últimos años, con ejemplos que van desde Planet-Score y Foundation Earth hasta una etiqueta climática Nutri-Score modificada.

Y para evitar este incremento de etiquetas destinadas únicamente al greenwashing o lavado verde de las marcas,, la Comisión Europea ha propuesto dos medidas destinadas a limitar qué sistemas pueden introducirse en el mercado y bloquear otros por completo: la primera establece que las nuevas etiquetas ecológicas creadas por empresas privadas deben ser más ambiciosas que las ya existentes para recibir la aprobación de los gobiernos de los Estados miembros, y la segunda medida prohíbe las etiquetas ecológicas introducidas por entidades públicas nacionales o regionales, salvo los sistemas públicos desarrollados a escala de la Unión Europea. En este sentido, la Comisión ya está trabajando en la creación de su propia etiqueta de alimentos sostenibles.

Etiquetas ecológicas no fiables ni verificables

Los expertos europeos llegó a estas conclusiones tras investigar un total de 232 etiquetas ecológicas existentes y comprobar que más de la mitad de ellas carecían de métodos de verificación para comprobar si los productos alimenticios eran tan sostenibles como decían o carecían por completo de ellos, concluyendo que muchas etiquetas ecológicas eran confusas, ya que algunas se basaban en la autocertificación de las empresas productoras de los alimentos, sin decirlo explícitamente, lo que podría llevar a los consumidores a desconfiar de todas las etiquetas ecológicas.

Antes de que cualquiera de las dos Directivas sobre alegaciones ecológicas se convierta en ley, deberán ser aprobadas por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea. La decisión de regular más estrictamente las etiquetas ecológicas se produce en un momento en que la Comisión también presenta planes para eliminar las declaraciones medioambientales vagas, engañosas y sin fundamento de los envases alimentarios.