La agricultura y el desafío del cambio climático

Con motivo del Día de la Tierra, BKT dedica el sexto episodio de Global Trends al tema de la emergencia climática y cómo la agricultura está respondiendo a este desafío, haciendo balance con expertos internacionales.

Fecha: 22-Apr-2022

Fuente: Agromaquinaria

El cambio climático es quizás el mayor desafío al que se han enfrentado nunca el sector agrícola, el mundo entero y toda la humanidad. Nos enfrentamos a fenómenos climáticos extremos, frecuentes y devastadores, pero esto es solo el comienzo si no tomamos medidas concretas.

El sector agrícola, en particular, es uno de los mayores productores de gases de efecto invernadero: de hecho, se calcula que entre una cuarta y una quinta parte de las emisiones atmosféricas provienen de las operaciones agrícolas. Por lo tanto, no podemos pensar en el futuro de la agricultura y del planeta sin una transformación concreta de la industria. Esto implica adoptar prácticas más eficaces y sostenibles que puedan, por un lado, satisfacer las necesidades de una población global en constante crecimiento y, por otro, reducir su propio impacto en el medio ambiente.

¿Pero qué medidas está poniendo en práctica el sector para afrontar esta situación?

De todo esto hablan los invitados y expertos internacionales del sexto episodio de Global Trends, el nuevo formato de BKT Network dedicado abordar macrotemas y tendencias que influyen en la agricultura mundial. Es, además, un tributo al Día de la Tierra, que se celebra el 22 de abril.

En primer lugar, la emergencia climática requiere la adopción de estrategias coordinadas globalmente, pero, al mismo tiempo, la implementación de medidas que se adapten al contexto local. Es un asunto peliagudo, porque puede haber leyes que son adecuadas y eficaces en un país e ineficaces en otro. Sin embargo, existen algunas políticas universales que pueden resultar útiles en este sentido, como ofrecer incentivos a los agricultores para que adopten prácticas sostenibles y beneficiosas para el medio ambiente y el suelo, y animarles a limitar la labranza y usar cultivos de cobertura.

John Reilly, economista especializado en energía, medio ambiente y agricultura en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, comenta: "Dejando a un lado las políticas y las leyes, no debemos olvidar la educación, que es una herramienta muy importante para concienciar a los profesionales del sector sobre estos problemas. Luego está también el problema de la explotación de animales y la ganadería, que sabemos que es una causa principal de emisiones de metano. ¿Entonces, cómo lo hacemos? Cambiar la dieta del ganado puede ayudar a reducir estas emisiones. Dejando a los ganaderos a un lado, también es posible pensar en los agricultores y su tierra como una fuente de energía renovable. Las tierras de labranza se pueden utilizar para instalar paneles solares o aerogeneradores, que podrían compensar el uso que hacen los agricultores de los combustibles e incluso contribuir de forma significativa a las necesidades energéticas globales de un país. También es esencial limitar y usar más eficientemente los abonos nitrogenados, reduciendo así las emisiones de óxido nitroso en la atmósfera. En este sentido, la agricultura de precisión y las nuevas tecnologías realmente pueden marcar la diferencia al ofrecer a los profesionales herramientas más adecuadas para medir, verificar y, en última instancia, intervenir utilizando estos fertilizantes en las cantidades y momentos adecuados".

Los fenómenos atmosféricos extremos son uno de los efectos del cambio climático que más repercuten en la agricultura hoy en día. Nos referimos, por ejemplo, a sequías prolongadas en los períodos estivales, lluvias torrenciales y granizadas violentas.

¿Cómo responden los países y los agricultores a este fenómeno?

La periodista Lisa Bellocchi, presidenta de la European Network of Agricultural Journalists, nos ofrece una perspectiva para Italia: "Con ayuda de fondos públicos, se han desarrollado sistemas de riego de alta tecnología para luchar contra la sequía en Italia, lo que permitió reducir a la mitad el uso de agua, así como instalar redes para proteger contra el granizo. En colaboración con universidades pioneras, se han desarrollado nuevas variedades de grano que requieren menos agua y crecen a temperaturas elevadas. Podemos decir que Italia ha decidido combatir el cambio climático y su impacto en la agricultura centrándose en tres áreas diferentes: el uso de tecnología, la formación de los agricultores y el desarrollo de proyectos para almacenar agua de lluvia. La tecnología permite el uso racional del agua, que se puede almacenar a través de una red (actualmente en construcción) de diques de contención, depósitos y embalses. En cuanto a la formación, Italia coordina Fields, que es un proyecto pionero en el que participan granjeros y universidades de 12 países europeos. También está en marcha la financiación de 1500 millones de euros del National Recovery and Resilience Plan, que estará destinada exclusivamente a proyectos medioambientales agrícolas".

También intervino Francesco Cavazza, investigador del centro de investigación italiano "Acqua Campus", que es parte del organismo de riego "Canale Emiliano Romagnolo", y nos ofreció observaciones e información interesantes sobre la agricultura italiana, analizando concretamente el problema del agua y el riego: "Acqua Campus es una plataforma vanguardista dedicada al desarrollo y la transferencia de innovación a empresas que trabajan en la agricultura. Sin embargo, no solo investigamos nuevas tecnologías, sino que también estudiamos y supervisamos, observando diferentes parámetros como el clima y los recursos, las lluvias, las aguas subterráneas, la humedad del suelo y mucho más. Recientemente, hemos realizado un estudio sobre la lluvia y su impacto en la agricultura. Considerando la región de Emilia-Romaña, en el noreste de Italia, hemos visto que la lluvia no ha cambiado tanto en términos de cantidad como en términos de frecuencia, concentrándose mucho más en ciertos períodos del año y, creando, por tanto, problemas de sequía en los meses estivales. Y no solo eso, sino que hemos observado que este fenómeno produce problemas de filtraciones de nitratos y fosfatos en el suelo. Para subsanar este problema, es posible intervenir a fin de mejorar la fertilización de los cultivos, utilizando, por ejemplo, fertilizantes orgánicos e irrigación fertilizante para evitar la falta de nutrientes, así como el uso de buenas prácticas, como los cultivos de cobertura".

De Italia a Irlanda. Tom O'Dwyer, responsable de Signpost Programme Project en Teagasc ("Chògazz"), la autoridad irlandesa de agricultura y desarrollo alimentario comentó: "En Irlanda, el gobierno se ha comprometido, mediante el plan de acción sobre el clima, a alcanzar el objetivo de emisiones cero antes de 2050, estableciendo metas específicas del sector: desde el transporte hasta la industria energética, lo cual es, por supuesto, aplicable también a la agricultura. El Signpost Programme va justo en esta dirección. Es un programa cuyo propósito es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector agrícola en Irlanda, ofreciendo un apoyo directo a los agricultores y profesionales del sector a través de formación y ayuda para la adopción de tecnologías sostenibles y buenas prácticas. Es una iniciativa que actualmente apoyan más de 50 socios, incluidas las principales asociaciones y organizaciones del sector e instituciones de referencia, lo cual será determinante para lograr el objetivo de emisiones cero que Irlanda se ha fijado. Teagasc trabaja en varias medidas para mitigar el impacto del sector en el medio ambiente, por ejemplo, animando a los agricultores a usar fertilizantes con menos dióxido de nitrógeno.