Iniciativa para la recuperación de alimentos que quedan en el campo tras la cosecha

Un proyecto de innovación social, Burutxa, tiene como objetivo impulsar, como valor comunitario y ambiental, la recuperación en Navarra de los llamados ‘espigamientos’, una actividad que consiste en la recogida de alimentos que quedan en el campo tras la cosecha y que no se destinan a la venta.

Fecha: 05-Oct-2020

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De este modo, a través de este proyecto los alimentos olvidados o descartados tras la cosecha se recogen con apoyo de voluntariado y se redistribuyen entre distintos colectivos sociales para alargar la vida de los alimentos y apoyar a personas en situaciones difíciles.

Recuperación de alimentos

Y en esta línea, durante los últimos días del pasado mes de septiembre se han realizado los primeros espigamientos en las localidades navarras de Sartaguda, Cárcar, y Lácar, en los que más de una veintena de personas voluntarias y escolares de uno de los colegios locales, junto al equipo del proyecto Buruka, han recogido casi mil kilos de cebollas, uvas y tomates abandonados, y a los que se ha dado una nueva vida al destinarlos a colectivos sociales de la zona, como el Banco de Alimentos en Lodosa, Cáritas y Servicios Sociales de Base del entorno, entre otros.

La última jornada de esta primera serie de espigamientos, el pasado martes, 29 de septiembre, coincidió con el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, declarado por Naciones Unidas, además de coincidir también con la tercera edición de la Semana contra el Desperdicio alimentario, promovida AECOC, la asociación empresarial que reúne Industria y Distribución, con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Innovación para la transformación social

El enfoque de este proyecto, además de estar alineado con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los principios de la economía circular, es innovador en varios aspectos: por una parte, propone nuevos modelos de sensibilización social que fomentan la corresponsabilidad, apoyando a personas en situación de dificultad y articulando una red de entidades con un objetivo común y, por otro lado, permitirá establecer un diálogo entre los ámbitos rural y urbano, tan necesario en el contexto de la despoblación, que permita apreciar el valor de los alimentos y fomentar la alimentación saludable, local y de calidad.

Por último, incidirá en las pérdidas y desperdicio de alimentos, cuestión clave recogida en las principales agendas que marcan la política mundial y europea, como son el Plan de acción para una Economía circular en Europa o la Estrategia De la Granja a la Mesa. La meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propone reducir a la mitad el desperdicio per cápita de alimentos para 2030, así como reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro.