Impulso hacia la economía circular en empresas agroalimentarias aragonesas

La Sociedad Aragonesa de Gestión Agroambiental (SARGA) puso en marcha en 2018 el proyecto Embrace, una iniciativa que en estos dos años ha conseguido que la transformación hacia la economía circular en las empresas aragonesas del sector agroalimentario esté cada vez más cerca de hacerse realidad.

Fecha: 01-Dec-2020

Se trata de una iniciativa de cooperación en el marco del programa Interreg Med que tiene como objetivo apoyar los procesos de innovación en el área mediterránea y en los sectores que se han considerado prioritarios, como son el agroalimentario y vinícola, aplicando los principios de economía circular.

A largo del pasado año, y principios de este, un total de catorce pymes aragonesas —De Molina, Azafrán de Teruel La Carrasca, Agrícola Gil, Taisi, Fontecabras, Pastelerías Manuel Segura, Cervezas Borda, Agrolácteos La Litera, Ecomonegros, Ecohelp Waste Management (EWM), Chenta Pirineo, Carnísima, Encantado de comerte y Guomango— han participado en esta iniciativa, llevando a cabo un total de quince eventos y formaciones como seminarios técnicos de ecodiseño, ecoetiquetado, biomasa o cursos de adhesivo de huella de carbono, entre otros, actividades en las que, e total, se ha contado con la colaboración de ciento treinta instituciones.

Economía circular

La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta manera, el ciclo de los productos aumenta.

“El proyecto Embrace ha supuesto mucha mejora para nuestros proyectos. Siempre hemos tenido en cuenta la economía circular, sin saber que se llamaba así. Ahora, cada vez que implantamos un producto nuevo, un proceso nuevo o incluso en la contratación, tenemos muy en cuenta el sistema de economía circular que nos enseñaron. Durante el proceso, ya enlazábamos algunas de las líneas de acción que tenemos y desde entonces ya las aplicamos a la producción, aprovechamiento de recursos y en proyectos nuevos. Esto nos está haciendo mejorar ya que nos va a permitir ser más rentables”, comenta Laura Marcén, gerente de Ecomonegros, una de las empresas participantes.

Y es que, efectivamente, la mayoría de las empresas que han participado se han dado cuenta, al final de todo el proceso, de que ya estaban aplicando la economía circular a sus empresas, por ejemplo, con la reutilización de residuos, y todas destacan la buena experiencia que han vivido y que le ven un futuro prometedor a la economía circular. En este sentido, una de las propietarias de De Molina, Concha Molina, explica que en su empresa lo que buscan es aprovechar al máximo el potencial que les ofrece la tierra: “Nosotras ya estamos aplicando todo lo aprendido. Tenemos nuevos productos que vamos a lanzar a raíz de participar en este proyecto. Nuestra empresa funciona también con el movimiento Slow Food, entonces buscamos también proteger cultivos y productos que, en estos momentos, están fuera de la industrialización. La economía circular tiene un gran futuro, pero hay que darla a conocer más. Entre todos empujamos un poco a que esto avance, a que no se quede solo en un concepto. Yo le veo salida, le veo futuro”.