La industria alimentaria española, con una nota de 70,4 sobre 100, se encuentra entre las más sostenibles del mundo, destacando especialmente en materia de pérdida y desperdicio alimentario, donde logra una excelente evaluación. España logra una evaluación buena, aunque no excelente, en el pilar de agricultura sostenible, que recoge medidas para la utilización de los recursos naturales como el agua, la tierra y la biodiversidad, así como para la reducción de gases de efecto invernadero y la mitigación de los efectos del cambio climático.

En el tercer pilar, el dedicado a los desafíos nutricionales, los españoles aprobamos en los indicadores que evalúan la calidad de vida en relación a la malnutrición y la esperanza de vida, pero suspendemos en nuestros patrones dietéticos, debido en parte a la penetración de la comida rápida.

De acuerdo con las conclusiones del informe, los países que tienen unos niveles altos de sostenibilidad tienen también altos niveles de ingresos y desarrollo humano, combinados con niveles bajos de urbanización y poblaciones pequeñas. Por pilares, Francia encabeza la lista en cuanto a pérdida y desperdicio alimentario, liderando también la clasificación general con 74.8 puntos sobre 100. En cuanto a agricultura sostenible, destaca Italia gracias a una excelente gestión del agua, a pesar de que ocupa el séptimo puesto con 69 puntos. Por último, Japón lidera el pilar de los desafíos nutricionales gracias a unos altos niveles de calidad y esperanza de vida, así como por sus buenos patrones nutricionales. De hecho, Japón ocupa el segundo lugar en el ranking con 72.8 puntos.