El hierro como nutriente en la infancia / Jesús Fleta

Fecha: 01-Jun-2022

Jesús Fleta
Departamento de Fisiatría y Enfermería
 Facultad de Ciencias de la Salud - Universidad de Zaragoza
Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2)
jfleta@unizar.es

El hierro es un oligoelemento de importancia reconocida por la OMS. Es un micronutriente que está presente en el organismo humano y representa el 0,005% del peso corporal total. La carencia de hierro en el organismo humano ya se conocía desde unos dos mil años antes de Cristo, situación que mejoraba cuando se aplicaba un tratamiento a base de herrumbre de los hierros y las espadas.  En la época clásica se empleaba mediante preparados medicinales que daban fuerza a los guerreros y en el siglo XVI se confirma la eficacia del óxido de hierro en el tratamiento de la caquexia. En la actualidad, la anemia, el cuadro que provoca su déficit, es uno de los problemas más frecuentes en la práctica clínica pediátrica.

El contenido de hierro en el cuerpo va aumentado con la edad, pero sus valores varian poco si se compara con los kilos de peso. Así, el niño recién nacido tiene unos 245 mg de hierro total (75 mg/kg de peso), el niño de un año de edad unos 386 mg (38 mg/kg de peso), el niño de ocho años unos 987 mg (39 mg/kg de peso) y el individuo adulto sano contiene de 3 a 4 gramos de hierro.

El hierro en el organismo se encuentra repartido en dos grades compartimentos: el hierro hemo y el hierro no hemo. El primero se encuentra incluído, en su mayor parte, en la hemoglobina y el segundo se encuentra en forma circulante, unido a la transferrina, capaz de contener 1,25 mg de hierro por cada gramo, en forma de ferritina y hemosiderina y también forma parte de varios sistemas enzimáticos.

El niño necesita cantidades de hierro que dependen del contenido de hierro al nacer, de las pérdidas existentes y de la velocidad de crecimiento. Se estima que las necesidades son de 0,49 mg/día para niños entre 0 y 6 meses de edad, 0, 90 mg/día para niños entre los 6 y los 12 meses. De los 12 meses a los ocho años de edad los requerimientos son de 0,75 mg/día. Estas cifras están por debajo de la ingesta recomendada ya que existen variaciones en la disponibilidad, por lo que el requerimiento de la dieta será mucho mayor: 6 mg al día para niños entre 0 y 6 meses y 10 mg al día para niños entre 6 y 12 meses de edad.  En la Tabla I se muestra la ingesta dietética adecuada de hierro en niños y adolescentes.

Tabla I. Ingesta dietética adecuada de hierro en niños y adolescentes

La leche es el primer alimento que ingiere en niño recién nacido, pero conviene tener en cuenta que el hierro contenido en la leche materna varía en función de la raza y del periodo de lactancia; así, el contenido de hierro en el calostro (0,5 mg/l) es menor que en la leche definitiva (1 mg/l). También hay que tener en cuenta que el hierro de la leche materna posee un porcentaje de absorción del 49%, mientras que el de la leche de vaca y de fórmula láctea es solo del 10-12%. Otras fuentes de hierro son las carnes, como las vísceras (hígado, corazón, riñón y bazo), yema de huevo, trigo, pan, frutos secos, verduras, chocolate y pescados, entre otros. En las Tablas II y III se muestra la cantidad de hierro que contienen diversos alimentos y en la Figura 1 algunos alimentos ricos en hierro.

Tabla II. Contenido de hierro en carnes y pescados (mg/100 g comestibles)

Tabla III. Contenido de hierro en legumbres, verduras, hortalizas y frutos frescos (mg/100 g comestibles)

 

 

Figura 1. Alimentos ricos en hierro.
(Fuente: https://www.tuasaude.com/es/los-alimentos-ricos-en-hierro/)

La absorción de este mineral se lleva a cabo en el duodeno y en el yeyuno superior y para ello es necesaria la transformación de forma ferrosa a férrica por acción del ácido clorhídrico del estómago. Esta absorción se ve favorecida por ciertos elementos como el ácido ascórbico, fructosa, etanol y ácido cítrico, entre otros; se inhibe con el té, café, avena, calcio, oxalatos, alcalinos y oligoelementos como el zinc, cadmio y magnesio.

Los problemas que aparecen cuando hay déficit de hierro son muy variados. La anemia produce palidez de piel y mucosas, uno de los signos más característicos, fragilidad de las uñas y pelo ralo y quebradizo. También puede aparecer alteraciones cardiovasculares, soplos cardíacos, astenia, alteraciones inmunológicas y alteraciones de la conducta, como irritabilidad, déficit de concentración y, a la larga, escaso rendimiento escolar y disminución de la actividad física. El déficit de hierro puede confirmarse con la determinación de la hemoglobina, hematocrito e índices corpusculares; los resultados de estas pruebas sirven para diferenciar los distintos tipos de anemia. Además se puede determinar la ferritina en suero, que indica las reservas corporales y de hierro sérico.

La prevención del déficit de hierro en la infancia se lleva a cabo mediante la administración de una dieta adecuada para cada edad. Además organismos internacionales recomiendan 6 mg al día durante los seis primeros meses y 10 mg al día hasta el final del primer año, como hemos referido anteriormente. No hay que olvidar que si a partir del sexto mes el niño sigue alimentándose exclusivamente con el pecho, se le debe administrar una dosis complementaria de hierro de 1 mg por kilo y día. Durante el primer año de vida no es aconsejable dar al niño leche entera de vaca, ya que puede producir hemorragias gastrointestinales ocultas y, por lo tanto, anemia.

Es necesario advertir, por último, que tomar demasiados suplementos de hierro puede causar un envenenamiento y producir la denominada  hemocromatosis y la exposición prolongada a vapores de hierro puede provocar una siderosis. La inhalación de concentraciones excesivas de óxido de hierro puede incrementar el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón en trabajadores expuestos a carcinógenos pulmonares.