El cromo, nutriente esencial para el niño / Jesús Fleta

Fecha: 20-Jul-2021

Jesús Fleta
Departamento de Fisiatría y Enfermería
 Facultad de Ciencias de la Salud - Universidad de Zaragoza
Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2)
jfleta@unizar.es

El contenido corporal del cromo, (“chroma”: color), es mínimo en relación con el peso total del cuerpo, pero interviene en numerosas e importantes reacciones metabólicas, especialmente en el niño. Este elemento fue descubierto en 1917 y en los años sesenta se demuestra su existencia en el RNA. En la actualidad es un mineral que se emplea, especialmente, en metalurgia. Este elemento cumple los requisitos para ser considerado como elemento traza esencial, esto es: presente en todos los tejidos de todos los organismos vivos, concentración constante en cada especie animal, su carencia produce alteraciones fisiológicas y estructurales y, por fin, las alteraciones son tratables o prevenidas con cada elemento específico.

Bajo el punto de vista metabólico conviene recordar que solo se absorbe alrededor del 2,4 % del cromo aportado en la dieta, fenómeno facilitado por ligandos como pirofosfatos, metionina, serina, glicina, leucina, lisina y prolina. Los oxalatos aumentan su absorción pero los fitatos, el hierro, el manganeso y el cadmio, la disminuyen. Una vez en el cuerpo, penetra en el eritrocito, se une a la hemoglobina y se deposita en el hígado y en otros tejidos. Su concentración sérica media es de 0,1-22 ng/ml.

Interviene en el metabolismo de los hidratos de carbono, constituyendo el denominado “factor de tolerancia a la glucosa”, actúa como cofactor de la insulina y potencia su acción. Se excreta por el intestino y por el riñón y, en menor cantidad, por la piel, el pelo y el sudor. El cromo está ya presente en el embrión y su concentración aumenta en el feto y disminuye en el recién nacido.

Cereales, vegetales y frutas

 

Cromo (ng/g)

Carnes, pescados, leche, huevos y otros alimentos

Cromo (ng/g)

Pan blanco

135

Hígado de pollo

275

Arroz

126

Hígado de ternera

225

Pan integral

118

Carne de ternera

184

Espinacas

97

Hígado de cerdo

125

Melón

89

Carne de cerdo

111

Melocotón

74

Sardina

111

Lechuga

64

Merluza

105

Peras

57

Carne de cordero

91

Alcachofas

48

Carne de pollo

66

Guisantes

42

Limonada

47

Judías verdes

41

Queso

43

Plátanos

38

Bebida de cola

31

Uva

38

Yogur

30

Ciruelas

37

Leche de vaca entera

29

Mandarina

35

Huevo entero

23

Patatas

29

Aceite de oliva

21

Col

27

Leche de vaca descremada

17

Manzanas

24

15

Tabla I. Contenido de cromo en diversos alimentos (tasas medias)


El cromo se encuentra ampliamente distribuido en la naturaleza, en concentraciones muy variables, en aguas dulces y agua del mar, suelos, vegetales, diversos alimentos y en el aire de determinadas zonas. El hombre contiene de 10 a 20 mg, sobre todo localizado en el cerebro y cerebelo. Una dieta variada aporta los requerimientos mínimos de este mineral y además se ha observado un aumento de la ingesta de cromo cuando se cocina con utensilios de acero inoxidable o se emplea cubertería de plata, sobre todo si se mantiene una alta temperatura. Las botellas de vino y algunos envases de plástico también pueden contener alguna cantidad de este elemento.

Figura 1. Alimentos que contienen cromo.

Fuente: https://www.dosfarma.com/blog/alimentos-ricos-en-cromo/

Los alimentos de origen animal son, con la excepción de la leche y los huevos, mejor fuente de cromo que los productos vegetales; también tienen cantidades significativas los cereales y sus derivados. Por otra parte hay que tener en cuenta que, según organismos internaciones, la concentración máxima admitida en el agua de bebida y en algunos alimentos es de 50 ng/ml. En la Tabla I se muestra el contenido de cromo de diversos alimentos, en la Figura 1, algunos alimentos que contienen cromo y en la Tabla II las necesidades de cromo en la infancia.

Edad (años)

Cromo (mcg/día)

0-0,5

10-40

0,5-1

20-60

1-3

20-80

4-6

30-120

Más de 7

50-200

Tabla II. Necesidades de cromo en la infancia, según la edad

La deficiencia de este oligoelemento, a nivel experimental, en conejos, ratas y cobayas, ha mostrado disminución de la tolerancia a la glucosa, situación que simula a la diabetes mellitus, así como producción de lesiones arterioscleróticas y lesiones oculares. Su deficiencia en el hombre ha producido casos de síndrome de intolerancia a la glucosa, neuropatía periférica, elevación de los niveles de ácidos grasos libres, de colesterol y de triglicéridos y, excepcionalmente, afecta a la fertilidad.  En niños se han descrito casos con retraso de crecimiento y se cree que su déficit puede estimular la aparición de diabetes con predisposición genética.

Diversas pruebas permiten diagnosticar la deficiencia de cromo, entre ellas está la prueba de tolerancia a la glucosa, determinación de cromo en tejidos, en el plasma, en el pelo y en la orina. En plasma la concentración suele ser de 0,14 a 0,15 ng/ml, independientemente del peso de la persona, su edad y su sexo. Estos niveles suelen estar más elevados en omnívoros que en vegetarianos y en mujeres no gestantes. Los niveles de cromo en el pelo dependen de la contaminación ambiental y aparecen niveles bajos si existe alimentación parenteral prolongada, malnutrición y embarazo. Los niveles de cromo en el pelo de niños, desde la lactancia hasta la adolescencia, son de 100 a 170 ng/g de pelo.

Existen efectos indeseables que pueden producirse ante la inhalación o ingesta excesiva de cromo en zonas donde existen industrias y combustión de carbón y aceites, especialmente para los enfermos renales, ya que pueden presentar toxicidad a largo plazo. El cromo es un potente antioxidante y la exposición prolongada produce efectos irritativos en el aparato respiratorio, así como disminución de la capacidad gustativa y olfativa; entre las afecciones respiratorias destacaremos la rinitis, sinusitis, laringitis y asma. La exposición prolongada también puede producir dermatitis, eczemas, gastroenteritis e insuficiencia renal y hepática.

Algunos autores han relacionado al cromo con el cáncer. En efecto, estudios experimentales y epidemiológicos señalan que el cromo hexavalente actúa como carcinógeno, con especial apetencia por el aparato respiratorio y un periodo de latencia de hasta 15 años. Este riesgo aumenta cuando el paciente es fumador, ya que un solo cigarrillo contiene 1,4 mcg de cromo, de los que 0,06 llegan al pulmón.