Descubre qué hay detrás de los fertilizantes químicos

Fecha: 28-Feb-2018

Fuente: Hortalizas.com

De acuerdo a datos estadísticos, en el 2012 la producción mexicana de fertilizantes ascendió a 2.57 millones de toneladas, el nivel más alto desde 1998. El 44.6% del volumen correspondió a sulfato de amonio y otros fertilizantes nitrogenados, 43.2% a fosfatos y superfosfatos, 6.6% a urea y 5.7% a otros nutrientes. De acuerdo con datos de la Sagarpa, durante el 2011 se realizó fertilización química en 65.4% de una superficie total sembrada en el país de 22.1 millones de hectáreas.

La proporción de fertilización en riego fue de 90.3%, mientras que en temporal fue de 55.7% del área sembrada. Sabemos de la necesidad en el empleo de fertilizantes y su esencialidad en el aumento al máximo para el rendimiento de los cultivos — la falta de fósforo reduce la producción de granos y semillas y su deficiencia disminuye el valor alimenticio y comercial de éstos. Sin embargo, un posible efecto negativo de los fertilizantes fosfatados es la contaminación de las tierras cultivadas por trazas de metales y algunos materiales radioactivos naturales [Lambert, 2007].

Radiactividad en el medioambiente

El uso de los fertilizantes es la principal fuente antropogénica de la entrada del uranio en el medio ambiente (alrededor del 73% de la entrada total del uranio) [Stojanovic M, 2012]. La fuente natural del fósforo para uso agrícola es la roca fosfórica, [Eisenbud M, 1997].

Las rocas fosfóricas sedimentarias presentan una estructura muy compleja como resultado de su origen diferente en la naturaleza y aun dentro de un depósito geológico particular. Poseen una composición química extremadamente variable y pueden contener elementos tales como los metales pesados y aun radionucleidos que, en ciertas concentraciones y cuando la roca se disuelve en el suelo, pueden ser dañinos.

Para la fabricación del fertilizante fosfatado, se deriva de un mineral de roca llamado apatita, que contiene niveles de radio y trazas de otros elementos radioactivos como el polonio 210Po, y Plomo 210Pb [Abbady, 2005]. El fosfato de calcio, que se extrae principalmente en Sáhara Occidental, Saskatchewan o Florida, por lo general contiene polonio y ese es el tipo de fertilizante NPK utilizado normalmente en los campos de Tabaco.

La producción y uso de fertilizantes químicos libera al ambiente polonio 210, muy radiactivo y tóxico y que se fija, por ejemplo, a las hojas de la planta de tabaco, pues tienen una cantidad importante de uranio, por lo que el polonio 210 es absorbido por las plantas principalmente es este cultivo. Muchos productos alimenticios, especialmente los frutos secos, frutas y plantas de hoja (como el tabaco) y hortalizas absorben elementos radiactivos directamente de la atmósfera o del suelo, concentrándolos dentro de sí mismos [Ekdal, 2006]. Se ha sabido por muchos años que el mineral de fertilizantes de fosfato contiene 50~150 ppm de uranio natural, y por lo tanto el promedio de sus productos de desintegración radioactiva, es decir del Po y Rn, en comparación con la mayoría de otros suelos y rocas es de 1 ó 2ppm.

El uso continuo de fertilizantes permite que los metales radioactivos se fijen en el suelo. Las plantas de tabaco absorben 210Pb y 210Po y lo incorporan a sus tejidos. A este proceso hay que añadirle la incorporación de los descendientes de 222Rn (radón) presentes en el aire de la plantación.3 Las hojas del tabaco tienen tricomas adherentes por ambas caras que atrapan aerosoles de la atmósfera, entre ellos los ricos en descendientes del radón (de nuevo el 210Po). Según un artículo reciente, un cigarrillo fabricado en EE. UU. es cinco veces más radioactivo de uno fabricado en la India.

Los fertilizantes no sólo absorben nutrientes

Dichos trazadores permiten ver qué sucede adentro de plantas de maíz, frijol, tabaco o café, que están entre los demandantes de fertilizantes.1 El fertilizante fosfatado, está hecho a base de roca fosfórica, que contiene altas cantidades de fósforo y uranio; si se aplica demasiado al suelo, dichos elementos radiactivos se acumulan y son asimilados por las plantas junto con los nutrientes.2 Para limitar este problema, se han desarrollado tecnologías para remover los elementos tóxicos presentes en las rocas fosfáticas. Sin embargo, las tecnologías de eliminación de estos elementos, para obtener fertilizantes con contenidos reducidos de elementos trazas, eleva excesivamente el costo de los fertilizantes. La concentración de estos elementos en los fertilizantes fosfatados depende del producto final y el proceso de producción.

En el caso del superfosfato simple se tiende simplemente a diluirlos. En otros casos, la concentración de estos elementos en los fertilizantes se reduce (superfosfato triple, fosfatos de amonio granulados) o prácticamente se los decrece a niveles no significativos (fosfatos de amonio y potasio solubles, ácido fosfórico). El uso continuado y con altas dosis de estos fertilizantes enriquecen los suelos con estos elementos.