Contra los falsos mitos sobre el consumo de carne

La carne, como muchos otros productos alimentarios aseguran desde Provacuno, no se libra de ser objeto en la actualidad de falsos mitos o creencias que provocan confusión en el consumidor y empañan la imagen de un producto tan importante dentro de una dieta sana y equilibrada.

Fecha: 20-Jul-2018

Trasladar, pues, al consumidor información veraz y basada en criterios científicos resulta clave para que este conozca de manera objetiva las propiedades y los beneficios de la carne. Así, desde la Plataforma Carne y Salud están trabajando en desmontar una serie de tópicos asumidos por gran parte de la sociedad como veraces que es necesario revisar.

El primero de los falsos mitos es que la carne no es necesaria en la alimentación de las personas. La realidad es que se trata de la principal fuente de nutrientes tan importantes como la vitamina B12 y el zinc, exclusivos de origen animal, además de las vitaminas B1, B3, B6, proteínas, fósforo y potasio. Eliminar, por tanto, la carne de nuestra dieta aumentaría el riesgo de sufrir ciertas carencias nutricionales.

Además, a menudo se tiende a creer que su consumo no es recomendable, pero lo cierto es que tanto sociedades científicas como expertos en nutrición recomiendan ingerir carne en todas las edades como parte de una dieta variada y equilibrada.

Contra el falso mito de que las proteínas vegetales son mejores, desde Carne y Salud recuerdan que las de origen animal, como la carne, contienen un mayor número de aminoácidos esenciales, por lo que lo ideal es alternar su consumo con las de origen vegetal (legumbres, cereales, semillas, frutos secos).

Asimismo, no todas las carnes son iguales, sino que existe una gran variedad de especies y cortes que se adaptan a todos los gustos y necesidades.

Otra creencia sin base objetiva asumida por buena parte de los consumidores es que la carne tiene mucha grasa, aunque cortes como el solomillo ponen en evidencia esa afirmación. En general, el perfil lipídico de la carne se ajusta al recomendado.

Por último, se suele pensar que los derivados cárnicos tienen mucha grasa y sal, pero, sin embargo, gracias a la tecnología alimentaria la industria ha disminuido notablemente el contenido en grasa y sal.