Cerca de 160.000 firmas por una PAC sostenible y justa con la naturaleza y los agricultores

Fecha: 26-Apr-2017

Fuente: SEO Birdlife

Para simbolizar la falta de apoyo de la Política Agraria Común (PAC) a los modelos de producción más respetuosos con el medio ambiente, SEO/BirdLife y WWF organizaron ayer en el madrileño Mercado de San Fernando una cata de alimentos “marginados” por esta vital política europea. Cuatro productores (Rubén Valín, Ganaderos Ibéricos Unidos; Juan Ignacio Valdés, La Olivilla; Juan Carlos Cirera, Riet Vell; y Esmeralda García, Pagos de Nona) han explicado su experiencia con una política agraria que está centrada en premiar a quienes producen más, sin importar los efectos sociales y ambientales, en vez de dedicar el dinero público a promover la calidad de los alimentos, el respeto por la naturaleza o en mantener una renta justa para los agricultores.

El evento celebrado hoy es parte de la campaña europea Living Land  (Por un campo vivo), con la que SEO/BirdLife y WWF buscan reclamar una PAC más sostenible y justa con el medio ambiente y los agricultores, que evite el campo se convierta en una fábrica. Hasta el próximo 2 de mayo, la Comisión Europea mantiene abierto un proceso de participación para recabar la opinión de la ciudadanía sobre la próxima reforma de la PAC, la política de mayor impacto de la Unión Europea. Más de 150.000 ciudadanos de todo el continente, y 425 organizaciones de 30 países, ya han reclamado una nueva PAC sostenible y justa sumándose a la campaña (desde España puede hacerse a través de este enlace).
El objetivo de las dos ONG ecologistas es lograr una política agraria moderna y simple, que abandone los pagos por referencias históricas para premiar a quien conserva el medio ambiente. De igual modo, reclaman que la nueva PAC asegure una renta digna a los agricultores y ganaderos que apuestan por la sostenibilidad, como aquellos en Red Natura 2000, sistemas de Alto Valor Natural como la dehesa y productores ecológicos. Las ONG también defienden que se aplique el principio de “quien contamina, paga”, ya que en la actualidad buena parte de las ayudas se concentran en las zonas con mayores problemas ambientales, como la sobreexplotación y contaminación del agua.

“Debemos usar el dinero público para garantizar una producción de alimentos sanos, de calidad, respetuosos con la gente y el planeta; apoyar la gestión adecuada de los recursos naturales, la lucha contra el cambio climático y lograr un desarrollo territorial equilibrado”, explican desde ambas entidades.
Por último, ambas entidades animan a organizaciones de todo tipo y a ciudadanos a sumarse a Living Land, logrando un cambio de calado en la PAC que asegure el mejor uso posible del dinero público.
 
Razones para cambiar la PAC
La PAC es la política de mayor presupuesto de la Unión Europea. Cuenta con casi un 40% de los fondos comunitarios, unos 362.787 millones de euros para el periodo 2014-2020, de los que España recibirá más de 45.000 millones. Pero, más allá de su importancia presupuestaria, es una política clave, ya que condiciona la forma en que agricultores y ganaderos, incluso selvicultores, gestionan más de la mitad del territorio de la Unión Europea y, con ello, los paisajes, la calidad de los alimentos que comemos o el agua que bebemos: Lla conservación de especies  amenazadas o la capacidad de afrontar el cambio climático también dependen, en gran medida, de la PAC. En este contexto, sólo el primero de los tres objetivos que se fijó la actual PAC se ha alcanzado, la producción viable de alimentos. Los otros -gestión sostenible de los recursos naturales y acción por el clima y un desarrollo territorial equilibrado-  siguen aún pendientes.
Según SEO/BirdLife y WWF España, la mayor parte de los fondos públicos se destinan en la actualidad a la agricultura industrial, un sistema agroalimentario insostenible e injusto, y no sirven para asegurar una renta agraria suficiente a las explotaciones más valiosas desde el punto de vista social y ambiental.

España recibe cada año más de 6.500millones de euros en ayudas de la PAC para la agricultura y la ganadería, pero el 20% de los beneficiarios (grandes productores y terratenientes) acaparan el 80% de las ayudas. Gran parte de las subvenciones, como las destinadas a frutas y verduras o a viñedo, se concentran en las zonas con mayor contaminación y sobreexplotación del agua. En cambio, los agricultores y ganaderos que producen de forma más respetuosa con la naturaleza, y que preservan paisajes como las dehesas o los olivares de alto valor natural, apenas reciben apoyo. Todo ello a pesar de que  la relación de la agricultura con el medio ambiente es evidente. En España, el 55% de la superficie agraria utilizada corresponde a Sistemas Agrarios de Alto Valor Natural (SAVN), y de los 14 millones de hectáreas de la Red Natura 2000 un 70% tienen un uso agrario.
 
Abandono rural y desempleo
En la anterior década, el empleo en el sector agrario ha disminuido en un 25%, perdiéndose 3,7 millones de puestos de trabajo en toda la Unión Europea. Un claro ejemplo son las explotaciones ganaderas extensivas. Según el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, la cabaña ganadera de pastoreo tradicional ha caído un 47% desde el año 1990, lo que supone una amenaza en buena parte de Europa par a la conservación de hábitats agrarios dentro de la red Natura 2000.
La forma en que están diseñadas las ayudas directas de la PAC es también una barrera para lograr el ansiado relevo generacional: sólo un 5% de los agricultores españoles tiene menos de 35 años. Mientras, aumenta el número de agricultores mayores de 65 (aproximadamente un 15%). Y al desempleo le sigue inevitablemente la despoblación del medio rural: solo el 7% de la población española vive en zonas predominantemente rurales, 15 puntos por debajo de la media europea, y el 60% reside en zonas urbanas, 16 puntos por encima de la media europea. Las cifras son especialmente dramáticas en 19 provincias, todas ellas de la España interior. La pérdida de población ha provocado que, según los datos del censo de 2012, existan en España más de 3.900 municipios con menos de 500 habitantes para los que es urgente adoptar medidas que garanticen su futuro a medio y largo plazo.
 
Agricultura y Medio Ambiente


Desde la implantación de la PAC, la biodiversidad no ha dejado de descender en los campos de cultivo. Según el programa de seguimiento de aves comunes reproductoras de SEO/BirdLife, Sacre, desde 1998 las poblaciones de aves agrarias han sufrido una caída del 22,7% en España. Es el caso dramático de la tórtola europea o la golondrina común, cuyas poblaciones han bajado en un 30% entre 1998 y 2013, o el grave descenso del sisón común, Ave del Año 2017, ligado a los ambientes cerealistas. A nivel europeo, el declive aumenta hasta el 55% en los últimos tres decenios para el conjunto de las aves agrícolas. Y no solo desaparecen las aves, también lo hacen los insectos, las abejas, la microfauna del suelo, e incluso la diversidad genética agrícola.

Por otro lado, el 60% de las masas de agua en España están en mal estado debido, en gran parte, a la sobreexplotación de rios y acuíferos por el regadío o por la contaminación por agroquímicos. Además, el 50% de los suelos contienen un nivel de materia orgánica muy bajo, inferior al 1,7%. Estas condiciones hacen que los suelos sean muy vulnerables a la desertificación, además de ser más sensibles a los efectos generados por el cambio climático. Este empeoramiento del estado de los recursos naturales pone en riesgo a medio plazo la capacidad para seguir produciendo alimentos y, con ello, la seguridad alimentaria.
Por último, tampoco hay que olvidar que el 13% de los gases de efecto invernadero proceden de suelos agrícolas, que se eleva a casi un 30% si se contabilizan las emisiones del sector agroalimentario en su conjunto. Un sector que se encuentra entre los principales afectados por el cambio climático y cuya supervivencia en España depende de la capacidad de mitigación y adaptación al mismo.