Banco de germoplasma de la vid, con más de 3.700 variedades caracterizadas

La finca El Encín, en Alcalá de Henares, gestionada por el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), cuenta con la colección de variedades de vid más importante de España y la segunda de Europa, con más de 3.700 variedades caracterizadas, algunas de ellas de incalculable valor por su antigüedad.

Fecha: 18-Aug-2020

Una colección única dentro del mundo de cultivo ecológico, cuyo objetivo es conservar el patrimonio genético para evitar su pérdida. La colección, también denominada científicamente Banco de Germoplasma de Vid, se inició a finales del siglo XIX, tras la importantísima pérdida de material autóctono que había causado la filoxera. El parásito, proveniente de Estados Unidos, arrasó en poco tiempo con más de un millón de hectáreas de vid en toda Europa, siendo a partir de entonces cuando comienza la recopilación, catalogación y caracterización de las variedades para conservar el patrimonio genético y evitar, de nuevo, su pérdida.

En España se comenzó el trabajo de recolección en 1893 y continuó a lo largo del siglo XX, con diferentes figuras destacadas a las que se les debe el impulso definitivo para conservar este patrimonio genético. La colección que la Comunidad de Madrid tiene en la finca El Encín tiene su origen en 1950, como fruto de la unificación de otras colecciones que existían en diferentes puntos de España. Desde entonces se ha ido completando con envíos sucesivos de variedades de diversas zonas vitícolas nacionales e internacionales, hasta llegar a las casi 3.700 con las que cuenta en la actualidad, repartidas en 15 hectáreas en esta finca ubicada en Alcalá de Henares.

Banco de Germoplasma para garantizar el patrimonio genético

Para evitar la pérdida de una sola variedad, los investigadores del IMIDRA han realizado tres copias de la colección. Dos de ellas —incluida la matriz— están cultivadas en suelo, y la tercera está situada en una ubicación secreta, de manera que se asegure la conservación del patrimonio genético y la posibilidad de investigar y experimentar con ellas para obtener información sobre su evolución, calidad y viabilidad. Y es que dentro de la colección se encuentran algunas variedades de incalculable valor por su antigüedad, como la denominada ‘teta de vaca, que data del siglo II d.C.

“Se trata de una colección referencia nacional entre los centros de investigación a nivel nacional, e incluso internacional, lo que permite, a su vez, a los investigadores del IMIDRA saber con exactitud la autenticidad de cualquier variedad que pueda registrarse en nuestro país. Además, es fundamental para el sector vitivinícola madrileño porque se asegura de dónde provienen las cepas y cómo evolucionan, datos fundamentales para afianzar la calidad de los vinos y para mantener los ecosistemas de la región que tienen como centro la vid”, explica la consejera de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad, Paloma Martín.